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Foto: Abismo y Paraíso |
La verdad es que la muerte nos acecha,
cada día que pasa, un poco más.
La verdad es que a todos nos llegará.
La verdad es que no sabemos,
cómo ni cuando,
si dolerá, si sufriremos,
si vendrá un ola o un huracán,
un temblor, una bomba,
un choque, una piedra,
una caída, la mala pata del rayo,
el agua, la enfermedad...
O cualquier otra cosa que obligue
a cruzar al otro lado.
La verdad es que cada día que despertamos
es milagro,
porque hay muchas personas que ya no lo hacen.
El que se queda sufre, pero el que ya no sentirá
más la arena en los pies, es quien se va.
La verdad es que pensando esto,
me quiero enganchar más a la vida.
Quiero abrazar, aceptar y sentir.
Que cuando caiga la noche, haya valorado lo vivido.
Que cada noche valore lo sentido.
Que al llegar la noche me haya cuidado y querido.
Que no llegue la noche y no haya valorado, también, lo sufrido.
A fin de cuentas, lo sufrido, también es vivido.
La verdad es que sé que las rosas no serán eternas,
que no olerá a café recién hecho siempre,
que la felicidad depende del concepto que se tenga.
La verdad es que me siento revuelta,
cuando siempre quiero más de lo que tengo,
cuando envidio lo superficial,
cuando me engaño diciendo que ya vendrán mejores,
cuando anhelo lo que no llegará.
La verdad es que la vida,
echa las cartas a su antojo,
y no es justo.
La verdad es que aceptar no es resignarse,
Es concienciarse y saberse efímero
y poco importante.
Y sentirse a la vez el rey del ahora,
capaz de tomar decisiones,
para no sentir que lo pierdes.
La verdad es que te quiero.
La verdad es que quería escribírtelo.