de ésos que, como madre, temía.
El primero de los duelos.
No quiero,
sé que es bueno,
pero duele.
No quiero
separarte de mí,
ni ese ratito.
Hoy te dejo,
hoy empiezo a soltarte.
Te alejas de otra manita,
contenta, haciéndolo más fácil,
y yo contengo las lágrimas.
Soy yo
mucho más que tú.
Tú, que me adoras,
me vas pidiendo espacio
y aunque me escueza
he de saber dártelo.
Y voy a aprender,
tú me vas a enseñar,
como llevas haciendo
casi 20 meses.
Pero hoy,
tengo una espina
en el corazón
que me aprieta todo el cuerpo.