se te escapa el corazón
y haces que del mío
salgan rosas.
Me miras y
se pasa lo difícil,
cargas mi energía,
la paciencia
y fuerza.
Me miras siempre
como la primera vez
y yo me elevo del suelo,
y se hincha mi pecho.
Ojalá fuéramos capaces
de mantenerte esa mirada.
Que el odio te pasara de largo,
te resbalara el temor
y lo feo de la vida.
Que nadie pudiera dañarte,
ni una muesca en tu corazón.
Que la vida fuera continuo juego
para seguir probando
y regresar a nuestro abrazo
cuando necesites impulso.
Que pararas tú el tren
cuando te hiciera falta,
y disfrutaras, como haces,
del aquí y ahora.
Ojalá tus ojos y tu sonrisa
tan verdad,
tan inocentes,
crecieran sin el egoísmo
que guardamos en la manga.
Desde hace diez meses
entiendo menos
que tengan que ir en paralelo
crecer y sufrir.
Ojalá te demostremos
que la gran fortaleza
será quererte tanto,
tanto a ti misma
que nada ni nadie
haga temblar
tu esencia:
que eres
M A R A V I L L O S A.
Sabiéndolo,
te salvarás de
mucha tontería
que tratará de
arrugarte el corazón.