lunes, 11 de abril de 2016

A unos pocos... que fueron muchos.

Puede parecer una locura hablar de abrirte en canal,
vomitar emociones, de dar palabra a las "tripas",
y de dejarte llevar.

La risa que llega tras el llanto más desgarrador,
Enrabietarse para, en el siguiente instante, perdonar.
Dolerse -dejarse doler- para poder enterrar.
Compartir intimidades y empezar a sanar.

Besar el suelo para mirarlo desde arriba (y viceversa)
Escuchar, empatizar con todos y contigo,
darte la oportunidad de probar,
de alejarte de los juicios,
los deberes, la apariencia,
la puta perfección, las miradas,
la razón...

Dejar al cuerpo que hable,
que se estremezca,
que baile,
que salte,
que duela,
que corra,
que goce,
que llore,
que viva,
que sienta
que sea.

Permitir a la ficción tomar cierta forma de realidad,
sin dejar de ser ficción.
Ofrecer parte de tu alma, tus miedos
y recibir la parte del alma y los miedos de quienes se comparten.
Tus temores, los suyos, los que se hicieron ya NUESTROS.

Disfrutar de 10 compañeros y un profesor
cuyas miradas, pese a no conocerlos a fondo,
son de las más bonitas con las que me he cruzado.
Miradas cómplices, que escuchan,
callan, también hablan, respetan y comprenden.
miradas tiernas, miradas sin juicio alguno...
y que acarician partes
profundas
pegaditas
al
alma.

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GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS
¡¡Pronto más!!
Que algo tan grande hay que continuarlo... 








viernes, 8 de abril de 2016

Emoción uno. De la tristeza y también de su madurez (o la propia)

Buenos días, amiga.
Hace tiempo que te esperaba.
Toma asiento, aquí, cerquita.
Ahí está bien, tampoco hace falta que ocupes mi sitio.

En tu ausencia han cambiado mucho las cosas.
Tanto,que me cuesta nombrarlo.
Aunque, pensándolo bien, creo que no han sido las cosas,
si no que he sido yo la que ha cambiado.

Te he reconocido desde lejos
Sin agobios, ni prisa, te esperaba
para que de golpe te encontraras
con este nuevo muro, que afortunadamente, ya no lo es.

No me mires así.
Claro, no estás acostumbrada a que te abran el paso al llegar.
Te entiendo, tranquila.
Siempre, allá donde fueres, te sientes maltratada,
haciéndote así más fuerte para acabar
invadiendo
cada
poro
de la
piel.

Hoy, ya que te miro por fín,
te invito a un café calentito.
Y si, mañana también.
Me los tomaré contigo.
No tengo prisa esta vez porque te vayas.
Quiero saber para qué has llegado ahora,
entenderte sin pararme,
seguir cambiando contigo,
hasta que te vayas.
Sé qué lo harás.

Te acepto.
Cuéntame...






lunes, 4 de abril de 2016

Incoherencias (las mías)

Yo soy conmigo.
Sólo.
Sin mí no podría ser.

En este caminar que me ha tocado,
muévo-me yo en mis extremos.
Vagando entre euforia y tristeza,
entre el control absoluto y
el descontrol total,
si quien lo decide es mi debilidad.

Debilidad que me culpa,
me hace pequeña y temblorosa.

Debilidad que escupo en la cara de otros
(no, no lo merecen)
y se refleja en mis cicatrices.

Debilidad que duele,
que no quiero aceptar,
pero está
y no la puedo negar.

Debilidad que es conmigo
aunque la rechace y no quiera aceptarla.

Debilidad que, muchas veces, me da asco,
debilidad maldita.
Digo que 'ya no más' y re-apareces,
mandando a la basura mis esfuerzos.

Y siempre quisiera cambiarla,
una vez que ha hecho sus estragos,
tarde.
Otra vez.
Tarde.

Esta miseria también soy yo.
Quizá todos tengamos una.
O no.