Si estuvieras en la palma de mi mano,
llenaría mis pulmones,
de aire y de energía,
sólo para soplarte.
Tan fuerte lo haría,
que marcharías, desaparecerías,
sin dejar ya ni una marca.
Ni en la piel,
ni bajo ella.
Bastante mal has hecho ya,
la de seguridad que has robado,
la rabia que has provocado
y la eterna incomprensión,
van de tu mano.
¡Ay, si pudiera!
Pero no puedo.
Tendré que aprender a aceptar,
que no,
que
no
te
irás.
martes, 25 de abril de 2017
lunes, 24 de abril de 2017
Infinitamente bonito(s)
Es una pena que el mundo
no esté preparado para sostenerse
por gente auténtica.
Invita, desde la infancia,
a poner una pared entre la piel y el corazón.
Y en tu cabeza, se implanta un botón,
el botón de lo correcto, para responder
a todo lo que esperan de ti,
para cambiar tu velocidad a la de otros,
para asentir cada vez que mueven tus hilos
y negarte, porque es mejor que te quieran,
a que te quieras tú.
Déjame decirte que esto puede cambiar,
si quieres dar voz a tus tripas.
¿Quieres? Yo sí.
Es, infinitamente bonito ir descubriendo,
lo que dicen tus entrañas, únicamente tuyas.
Y por cierto, te adelanto,
por si dudas, que lo que dicen, es precioso.
Es, infinitamente bonito hacerlo
con quien también lo hace contigo.
Compartir-se sin remilgos.
Es, infinitamente bonito reposar exhausta,
en manos que te recogen sin dejarte caer.
Y además, acarician.
Es, infinitamente bonito, quien te lleva
con su infinito cariño, de la mano,
en este camino de verdad con uno mismo.
Son, infinitamente bonitos cada uno de sus ojos,
que te muestran siempre a salvo.
Da igual lo que te duela,
sus corazones, sanan.
Sus miradas, acogen.
Sus manos, acompañan.
Es, infinitamente libre,
empezar a sentir la libertad que descubres,
cuando sueltas lastres.
Es caer al vacío,
con ellos alzando sus manos,
esperándote.
Suerte, suerte la mía.
Qué bonita es la #EscuelaJamming
Qué bonito es #JoaquínTejada y su generosidad.
Qué bonita cada una de las personas que se han compartido.
GRACIAS
no esté preparado para sostenerse
por gente auténtica.
Invita, desde la infancia,
a poner una pared entre la piel y el corazón.
Y en tu cabeza, se implanta un botón,
el botón de lo correcto, para responder
a todo lo que esperan de ti,
para cambiar tu velocidad a la de otros,
para asentir cada vez que mueven tus hilos
y negarte, porque es mejor que te quieran,
a que te quieras tú.
Déjame decirte que esto puede cambiar,
si quieres dar voz a tus tripas.
¿Quieres? Yo sí.
Es, infinitamente bonito ir descubriendo,
lo que dicen tus entrañas, únicamente tuyas.
Y por cierto, te adelanto,
por si dudas, que lo que dicen, es precioso.
Es, infinitamente bonito hacerlo
con quien también lo hace contigo.
Compartir-se sin remilgos.
Es, infinitamente bonito reposar exhausta,
en manos que te recogen sin dejarte caer.
Y además, acarician.
Es, infinitamente bonito, quien te lleva
con su infinito cariño, de la mano,
en este camino de verdad con uno mismo.
Son, infinitamente bonitos cada uno de sus ojos,
que te muestran siempre a salvo.
Da igual lo que te duela,
sus corazones, sanan.
Sus miradas, acogen.
Sus manos, acompañan.
Es, infinitamente libre,
empezar a sentir la libertad que descubres,
cuando sueltas lastres.
Es caer al vacío,
con ellos alzando sus manos,
esperándote.
Suerte, suerte la mía.
Qué bonita es la #EscuelaJamming
Qué bonito es #JoaquínTejada y su generosidad.
Qué bonita cada una de las personas que se han compartido.
GRACIAS
jueves, 20 de abril de 2017
Las cenizas
Me reduzco a cenizas
cada vez que vuelves,
para dejarme otra vez.
Cenizas que se vuelan,
con cualquiera que las quiera soplar.
Se van, sí, siendo incapaces de reorganizarse
para quedar igual que antes.
Siempre falta alguna que se quedó,
quieta, esperando tu regreso,
por si, en esa ocasión,
se ponía la suerte de mi lado,
y necesitabas amar-me.
Se quedan inmóviles y se difuminan,
y ya no las puedo recuperar.
Imposible hallar estas agujas,
-que no paran de pinchar-,
en el pajar tan inmenso
que creaste para mí.
...
Pero, ¿sabes?
Me da igual ya,
porque a estas alturas,
ni yo misma,
me encuentro.
cada vez que vuelves,
para dejarme otra vez.
Cenizas que se vuelan,
con cualquiera que las quiera soplar.
Se van, sí, siendo incapaces de reorganizarse
para quedar igual que antes.
Siempre falta alguna que se quedó,
quieta, esperando tu regreso,
por si, en esa ocasión,
se ponía la suerte de mi lado,
y necesitabas amar-me.
Se quedan inmóviles y se difuminan,
y ya no las puedo recuperar.
Imposible hallar estas agujas,
-que no paran de pinchar-,
en el pajar tan inmenso
que creaste para mí.
...
Pero, ¿sabes?
Me da igual ya,
porque a estas alturas,
ni yo misma,
me encuentro.
martes, 18 de abril de 2017
Cambiamos las tornas
Dicen, que quien calla, otorga.
Dicen, que quien otorga, concede.
Que quien concede, se niega.
Que quien se niega, cede.
Que quien cede, se pierde.
Que quien se pierde, llora.
Que quien llora, siente.
Que quien siente, padece.
Que quien padece, duele.
Que quien duele, enferma.
Que quien enferma, enloquece.
Que quien enloquece, muere en vida.
Que quien muere en vida, se acaba.
Que quien se acaba, toca fondo.
Y que sólo, quién toca fondo,
puede renacer.
Desde fuera, dicen, que todo esto me pasó...
No hubo forma más triste, sino tú,
de hacerme resurgir.
Fuiste el adiós que más me costó despedir.
Y ahora soy yo quien digo,
que con tu adiós,
la suerte llegó
y se quedó de golpe.
Mi corazón estalla desde entonces,
al son del amor más bonito,
y así es mucho más fácil agarrarme
a las letras que me sigues regalando.
Y ahora, también dicen...,
que quien escribe, siempre sana.
Que quien sana, vive.
Que quien vive, baila,
Que quien baila, se la juega,
Que quien se la juega, también calla...
y...
será que es verdad,
y todo es circular,
pero...
quiero que mi corazón,
con él,
no pare de brincar,
aunque me la juegue,
aunque corramos el riesgo
de tocar fondo de nuevo,
porque ya no necesito de las postales,
ni de sus bellos paisajes,
porque todo lo que quiero,
lo tengo cada día,
cada vez que le miro.
Dicen, que quien otorga, concede.
Que quien concede, se niega.
Que quien se niega, cede.
Que quien cede, se pierde.
Que quien se pierde, llora.
Que quien llora, siente.
Que quien siente, padece.
Que quien padece, duele.
Que quien duele, enferma.
Que quien enferma, enloquece.
Que quien enloquece, muere en vida.
Que quien muere en vida, se acaba.
Que quien se acaba, toca fondo.
Y que sólo, quién toca fondo,
puede renacer.
Desde fuera, dicen, que todo esto me pasó...
No hubo forma más triste, sino tú,
de hacerme resurgir.
Fuiste el adiós que más me costó despedir.
Y ahora soy yo quien digo,
que con tu adiós,
la suerte llegó
y se quedó de golpe.
Mi corazón estalla desde entonces,
al son del amor más bonito,
y así es mucho más fácil agarrarme
a las letras que me sigues regalando.
Y ahora, también dicen...,
que quien escribe, siempre sana.
Que quien sana, vive.
Que quien vive, baila,
Que quien baila, se la juega,
Que quien se la juega, también calla...
y...
será que es verdad,
y todo es circular,
pero...
quiero que mi corazón,
con él,
no pare de brincar,
aunque me la juegue,
aunque corramos el riesgo
de tocar fondo de nuevo,
porque ya no necesito de las postales,
ni de sus bellos paisajes,
porque todo lo que quiero,
lo tengo cada día,
cada vez que le miro.
domingo, 9 de abril de 2017
Si los ojos hablan, las bocas callan
Te invito a probar, si te atreves,
a, por un rato, ser sólo ojos,
y a ver en los demás lo mismo,
nada más
Digo si te atreves,
porque no es costumbre hacerlo.
Justamente hacemos lo contrario;
pasar rápido sin detenernos en el espejo
que te dan y damos con los ojos.
Lo fácil es imaginar almas en hechos y palabras,
lo difícil descubrir fondos, miradas profundas,
todo lo que hay más allá de las pupilas.
Digo si te atreves, porque si lo haces,
todo cambia.
No hay lugar para la frialdad,
ni eres dueño de nada.
Es conexión profunda,
conversación desnuda,
de las verdades humanas.
Digo si te atreves,
porque hacerlo es aventura.
Es descubrir almas y dejar la tuya al descubierto.
Es estar más desnuda de lo que hayas estado nunca.
Es saberte frágil y ver la desnudez y fragilidad de los otros.
Es, por fin, hablar con los ojos,
compartir-te con tu forma de verte y de ver el mundo.
En los ojos, hay verdad.
En los ojos, si los miras,
somos todo y nada a la vez.
En los ojos, te encuentras
y encuentras.
En los ojos, esencia humana.
Si te miro a los ojos,
y me adentro en tu alma,
que hace de espejo de la mía,
seremos fuertes y
crearemos lo inimaginable,
porque tenemos la verdad, la nuestra.
Y entonces, todo es posible.
a, por un rato, ser sólo ojos,
y a ver en los demás lo mismo,
nada más
Digo si te atreves,
porque no es costumbre hacerlo.
Justamente hacemos lo contrario;
pasar rápido sin detenernos en el espejo
que te dan y damos con los ojos.
Lo fácil es imaginar almas en hechos y palabras,
lo difícil descubrir fondos, miradas profundas,
todo lo que hay más allá de las pupilas.
Digo si te atreves, porque si lo haces,
todo cambia.
No hay lugar para la frialdad,
ni eres dueño de nada.
Es conexión profunda,
conversación desnuda,
de las verdades humanas.
Digo si te atreves,
porque hacerlo es aventura.
Es descubrir almas y dejar la tuya al descubierto.
Es estar más desnuda de lo que hayas estado nunca.
Es saberte frágil y ver la desnudez y fragilidad de los otros.
Es, por fin, hablar con los ojos,
compartir-te con tu forma de verte y de ver el mundo.
En los ojos, hay verdad.
En los ojos, si los miras,
somos todo y nada a la vez.
En los ojos, te encuentras
y encuentras.
En los ojos, esencia humana.
Si te miro a los ojos,
y me adentro en tu alma,
que hace de espejo de la mía,
seremos fuertes y
crearemos lo inimaginable,
porque tenemos la verdad, la nuestra.
Y entonces, todo es posible.
viernes, 7 de abril de 2017
Este lugar llamado mundo
Tengo impulsos de cambiar el mundo. Sí, sí, así como lo escribo.
Me ocurre cuando empieza a rebosar la basura, ésa que voy acumulando en mi cubo,
uno que se encarga de soportar fealdades, las que ocurren por aquí y por allá, cerca y lejos.
No sé si tu tienes un hueco parecido. Yo, el mío, lo descubrí hace algún tiempo, y siempre hay algo que hace que salte por los aires. Cualquier gota colma el cubo.
Yo, voy notando, cómo sube, al descubrirme con cierta indiferencia al pasar, sin apenas mirar, a quien pide en la calle.
Lo noto, cuando la televisión me muestra imágenes horribles y yo sigo con mi cena, tras un "qué mal va el mundo".
Sube por la garganta, cuando acepto que ocurra lo injusto y, también, cuando pienso sólo en el viernes.
Empieza a arder ya en la boca, cuando el egoísmo me impide ver más allá, teniendo todo a mi alcance. Y cuando siempre quiero más de lo que no necesito. Es la prisa, el ansia, el ritmo que ayuda a no parar en lo importante. Saberlo y no hacer nada.
Y, con tanta y variada mezcla, estalla.
Voy a cambiar el mundo, y se me ocurren un montón de acciones que sólo callan, por un rato, mi conciencia.
Trato de ser portadora de todo lo bueno a mi alrededor,... y recuerdo fuerte eso de "aquí y ahora".
Aguanto así lo que puedo, que siempre es poco, la verdad.
Porque no, el mundo no cambia,
ni lo hacen las personas,
por querer tú que lo hagan.
ni lo hacen las personas,
por querer tú que lo hagan.
Y, desvanecen mis ganas.
Triste, me siento, atravieso el corazón, y vuelvo a abrir el cubo de la basura.
No sé si de tantas veces que lo abro y lo cierro, sigo siendo la misma.
O no.
miércoles, 5 de abril de 2017
Las marcas de la piel
El dolor, dicen, que se olvida.
Siempre me pregunto,
por qué nos volvemos a enamorar
tras intentar remontar el corazón,
por las madres que siguen dando a luz,
y por aquél que desea pasar por quirófano,
otra vez.
Al final, debe compensar.
Llegados a este punto,
acepto que puede olvidarse el dolor,
pero no se atrevan a negarme, sus marcas.
Marcas grandes, con relieve,
y otras pequeñas y planas,
incluso con algunos colores
que van impregnando la piel,
señalando que, inevitablemente,
volverán a escocer,
hasta cuando ya no se espere.
Es la memoria que queda en la piel,
las marcas que pautan el caminar,
al cruzar un camino ya conocido,
o uno nuevo, que parece recordar a
las piedras que quedaron atrás aquella vez.
Es la piel y su memoria,
la que se eriza, se asusta,
o se quiebra hasta en la voz.
Es la memoria que no se olvida,
y que sí se siente intensamente,
capaz de esquivar, por miedo, otro dolor,
o, por el contrario, de empujar al abismo,
sin querer luchar contra el destino que,
sin duda,
dejará otra marca en la piel,
Y, así,
vuelta
a
empezar.
martes, 4 de abril de 2017
La sala de espera del olvido
Que te olvide, me dices.
Cómo si desdecir al corazón,
fuera asunto fácil.
Que te olvide, así actúas.
Y mi especialidad es darte vueltas,
y aunque aún no lo veas claro
yo sé, me escribirás, me echarás de menos
y desearás echarme de más.
A que te olvide, me animas,
y cómo le explico yo a mis venas
que reseteen la vida contigo,
lo que fue y lo que no llegó a ser,
la vida que yo me fui cosiendo
aún sin tu consentimiento.
Y cómo les digo a todas las fotos que hice,
por previsión,
que destilan mal olor por exceso de uso,
y que arderán, unidas a mis ganas.
Que olvide más rápido, te atreves a gritarle
a un corazón que no tiene piernas,
que sólo avanza si le agarras,
y, que dispone,
menos aún, de la intención.
Que pase página,
si, total, nunca hubo historia.
Que cierre el libro,
y ponga fin a la novela que inventé.
Fue mi mejor ficción;
la del dolor por no tenerte,
la del dolor de perderte
la del dolor por quererte,
sin respuesta.
¡Ay! Si hubiera prestado atención
cuando te dedicabas a velar por mi olvido...
Tú,...
que nunca te ibas del todo...
Y ahora... que ya lo entiendo, me pregunto:
¿Quién puede olvidar así?
Que tire la primera piedra
quien no recuerde.
Cómo si desdecir al corazón,
fuera asunto fácil.
Que te olvide, así actúas.
Y mi especialidad es darte vueltas,
y aunque aún no lo veas claro
yo sé, me escribirás, me echarás de menos
y desearás echarme de más.
A que te olvide, me animas,
y cómo le explico yo a mis venas
que reseteen la vida contigo,
lo que fue y lo que no llegó a ser,
la vida que yo me fui cosiendo
aún sin tu consentimiento.
Y cómo les digo a todas las fotos que hice,
por previsión,
que destilan mal olor por exceso de uso,
y que arderán, unidas a mis ganas.
Que olvide más rápido, te atreves a gritarle
a un corazón que no tiene piernas,
que sólo avanza si le agarras,
y, que dispone,
menos aún, de la intención.
Que pase página,
si, total, nunca hubo historia.
Que cierre el libro,
y ponga fin a la novela que inventé.
Fue mi mejor ficción;
la del dolor por no tenerte,
la del dolor de perderte
la del dolor por quererte,
sin respuesta.
¡Ay! Si hubiera prestado atención
cuando te dedicabas a velar por mi olvido...
Tú,...
que nunca te ibas del todo...
Y ahora... que ya lo entiendo, me pregunto:
¿Quién puede olvidar así?
Que tire la primera piedra
quien no recuerde.
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