La vida en sus ojos,
curiosidad en sus manos
que mueven el viento
de las primeras veces.
Sorpresa en cada latido,
fuertes las pisadas
y la espalda erguida siempre.
Su cabeza alta
sin perder un solo detalle.
El tiempo que pasa lento
sin saber aburrirse.
No querer dormir
para poder exprimir más
el verbo
vivir.
Dadme un poco de lo vuestro
que yo me noto cansada.
Inyectadme,
que con un poco me basta,
la viveza,
la esperanza,
la alegría y
la ilusión
de la infancia
que tuve y que
puedo ver
a mi alrededor.
miércoles, 22 de agosto de 2018
lunes, 6 de agosto de 2018
Qué tendrá el verano
Tengo la playa en mi boca
esperando el oleaje de la tuya.
Mis ojos, puesta de sol
antes de la noche estrellada.
Las perseidas,
un momento,
tu vida
y la mía.
Dos cuerpos,
la arena
y la brisa.
Pasión es el verano
en tus manos
aunque me dijeran
que hoy es enero.
Pasión es punzada
del adiós
que llega, siempre,
pronto.
Y el verano
vuelve
cada vez que
te recuerdo.
*Participación para el concurso de poesía #pasionesdeverano
esperando el oleaje de la tuya.
Mis ojos, puesta de sol
antes de la noche estrellada.
Las perseidas,
un momento,
tu vida
y la mía.
Dos cuerpos,
la arena
y la brisa.
Pasión es el verano
en tus manos
aunque me dijeran
que hoy es enero.
Pasión es punzada
del adiós
que llega, siempre,
pronto.
Y el verano
vuelve
cada vez que
te recuerdo.
*Participación para el concurso de poesía #pasionesdeverano
jueves, 2 de agosto de 2018
Cuando no sale nada
Lo noto dentro.
Quema.
Fuego en la garganta,
prisa en las entrañas.
Arde.
Busco su calma
mientras deseo encontrar palabras,
ésas exactas y brillantes
que hablen de lo que prende.
Y no soy capaz.
Solo siento las llamas
y el calor asfixiante
justo ahí,
entre los dos pulmones.
Solo impiden que saque mis alas,
que las deje saltar al vacío
aunque se estrellen y tache,
rompa y empiece de nuevo,
mil veces.
Es el enfado de la impotencia,
dibujada ahora en letras que no salen,
quizá por el miedo
de iterarse,
de sonar parecido
o de quedarse en la superficie
del profundo mar.
Esto no resuelve
mi pequeña combustión,
pero hablar de ella
igual la hace menor
y empieza a buscar salida.
Quema.
Fuego en la garganta,
prisa en las entrañas.
Arde.
Busco su calma
mientras deseo encontrar palabras,
ésas exactas y brillantes
que hablen de lo que prende.
Y no soy capaz.
Solo siento las llamas
y el calor asfixiante
justo ahí,
entre los dos pulmones.
Solo impiden que saque mis alas,
que las deje saltar al vacío
aunque se estrellen y tache,
rompa y empiece de nuevo,
mil veces.
Es el enfado de la impotencia,
dibujada ahora en letras que no salen,
quizá por el miedo
de iterarse,
de sonar parecido
o de quedarse en la superficie
del profundo mar.
Esto no resuelve
mi pequeña combustión,
pero hablar de ella
igual la hace menor
y empieza a buscar salida.
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