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aunque vengan nubes
cargadas de balas directas
al pecho,
yo vuelo.
Y me imagino
salir, abrazarte, brindar
y comprar sin miedo.
Esos días, bailo,
aplaudo a quien se deja la piel,
y a todos los que,
pasándolo tan mal,
han vencido la batalla.
Otros días, sin embargo,
aunque trate de volar,
no
puedo.
Ay, esos días
también me reconozco,
y salen de dentro látigos
que vuelven con fuerza
golpeando
al corazón.
No encuentro la luz
de la calle
ni alivio en moverme y resistir.
Es la tristeza y la impotencia
que me hablan al oído,
llegando a lo más hondo,
con las personas que ya no están,
y las almas
rotas
de
dolor,
por tantas situaciones
que ni puedo imaginar.
Y yo, que
afortundamente
por ahora🙌,
cuando me quejo
es por no poder
salir con mi pequeña
y abrazar a mis padres
...
No tengo
perdón.