Tengo un lado malvado,
déspota, cruel y egoísta.
Un lado indiferente,
que nunca irá de tu mano,
porque ya no le importa.
Tengo un lado inhumano,
y por qué repudiarlo,
si también es mío.
Un lado que no odia,
pero sí que no quiere.
Esa oscuridad, que
en contadas ocasiones
se ilumina.
Mi cabeza se torna
y si está cerca de ti,
se apaga.
Y me caigo mal. Sí.
No lo niego.
Pero, que levante la mano,
aquel que no se cansa
de poner mejillas.
Me he condicionado
a que si estás cerca,
me ocurra esto.
¿Quién me descondicionará?
Sé que solo yo puedo.
Y ahora no quiero,
porque pisarme,
ya no es opción.
No me reconozco
y sin embargo
sigo siendo yo.
Y me bato en duelo
conmigo misma,
constantemente.
Y, sí, me agoto.
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