martes, 24 de octubre de 2017

El cuarto escalón

Uno, dos, tres...
y no es que me de la vuelta.
Es que me precipito al vacío.

Treinta y cuatro años
y, otra vez, el mismo punto.
Sin poder avanzar.
Débil, furiosa,
acumulando la ira del pasado
que resurge aquí,
en el cuarto escalón.

Porque el cuarto escalón
no aparece siempre,
a veces en el tercero,
una está conforme,
sin ruidos de la vida
y esquivando las balas.

Al creerme ya aprendida,
veo cómo mis pies lo intentan
queriendo subirlo.
Recurro a lo mismo,
falaces estrategias del camino
y les observo,
encargándome de frenarlos.
Y caigo.
De nuevo.
A lo conocido del anterior escalón.

Y vuelve el reproche,
disparo directo al amor propio.
Así, la pelea eterna con el cuarto escalón,
que no es otra,
que el vértigo hacia mi misma.
Y trato que no solo sean mis pies,
sino mi seguridad,
para confiar y no dejar,
que se apodere de mí el miedo,
cuarto escalón de mi vida.


*Imagen: Fabio Giampietro

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