martes, 26 de septiembre de 2017

Cada uno quiere como puede

Son dos polos opuestos,
que saltan si se acercan,
soltando las chispas
sin importar lo que arda.

Estos polos opuestos
hace demasiado
que dejaron de atraerse.
Se saben peligrosos,
e incómodos por los años
y por los daños causados.

Son dos polos opuestos,
de los que yo sé muy poco,
solo intuyo lo que sus bocas callan
y lo mucho que pesan sus espaldas.

No han tenido otra opción.
No se pudo reiniciar
cuando los calambres
empezaron a llegar.

No pueden encender la tregua,
demasiado reproche acumulado,
exigencia y cansancio
que ya no llegan ni a alumbrar una vela.

A estos polos se les acabó el vino
y las rosas que marchitaron,
no volvieron a crecer.

Sabiendo lo que hay,
estos polos se aguantan
de la mejor manera que pueden.
Y se cuidan a su manera, cuando se desvelan.
Están y no se plantean no estarlo.

Pero,
a ellos, que poco se dicen,
se les encoge el alma,
cuando temen
la vida sin el otro.

Y yo, ingenua y desconocedora,
mejor me callo y me trago la llave mágica
de tratar de arreglar los rotos,
y me pongo con los míos.




Foto: Merkaba

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