domingo, 28 de mayo de 2017

Madre

Sólo ella lo consigue.
Sólo ella puede hacerlo.
Los poderes que le conceden,
los regala desde tu llegada.

Cura los males,
sus caricias sanan,
sus besos alimentan,
sus brazos calman.

Con su canto, nada feo puede ocurrir,
sus manos son descanso,
la ternura que siempre necesitas,
el poder que te envalentona,
y el calor que te hace falta.
Son los ojos de la paz.

Nunca nadie pelará la fruta como ella,
ni hará el zumo tan exquisito.
Ni tú mismo podrás.
Es la voz que nunca querrás dejar de escuchar,
aunque diga lo que no quieres oír.

No querrás volver a otros brazos,
imposible hallar consuelo igual.

Siempre necesitarás regresar,
porque es único hogar,
para llegar y desde el que partir.

Su corazón late con el tuyo.
Y el tuyo latirá con el suyo.
Siempre la tendrás contigo,
con un camino directo entre los dos.

Es, probablemente, a quien
más injustamente has tratado,
y a quien, más de tres veces, has negado.
Es perdón, porque siempre te recibe,
abriendo sus brazos para acogerte.

Es seguro. Caja fuerte.
Doblón de oro que no se empeña.
Es amor, el más generoso y desinteresado.

Es el cuento que te acompaña,
dando igual lo lejos que estés.

Es estar a salvo.
Paraíso terrenal.
Es ella.

La casa más firme y sólida,
jamás encontrada.

Y cuando creces,
es cuando te das cuenta,
y más le agradeces.





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