La cara B, recuerdo,
solía ser la que ya no escuchaba.
Lo "mejor" estaba en la cara A.
Girar la cinta para escuchar
lo que la cara B tenía por decir,
era demasiado esfuerzo.
Hoy, sé que la cara B,
tiene también grandes músicas,
cuyo descubrimiento es
desenvolver regalos sin parar.
La cara B quita las gafas
libera de las autoimpuestas cargas.
Demuestra, que puedes,
con lo que tienes.
Te permite conocer
qué te hace feliz,
y qué no.
Lo que quieres y lo que no.
Te plantea si te quieres bien,
o si dejas que la cara A te domine.
Te descubre que vales mucho,
que mereces todo lo bonito,
que te quieran (con locura) también,
y que puedes elegir y cambiar,
tus maneras de ver y de vivir.
La cara B espera ser llamada
cuando te canses de la cara A.
A que cuando lo hagas,
quieras llenar su vacío,
ese egoísmo, el dejarte llevar por la masa
que se empuja y te arrastra
a esconderte, porque sí.
La cara B espera a que te decidas,
a desplantar a la rutina,
y quieras, mirarte por dentro.
Seguro que te has planteado alguna vez
si tú, también la tienes.
Está; todos tenemos dos caras.
Si me apuras, muchas más.
Mira, mira-te ahí dentro,
en el bolsillo donde guardas
el corazón.
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