![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKVRSY0ri5DgRwiV_y1h_qsNEbOxBSfWYQhmxKI0wgD5Lw56z5MDpGV0jDKa4NO5iD0W_mvO5gO8TFEFwIShHXt9Fx825jnR4pvYVosuIr01MeNYxCPaa9JTRKvxznD-jFtqEaK5c4RGk/s200/20170702_133830.jpg)
es encontrarme de frente
con mi suerte.
Cuando hablo de ti,
la emoción me corre por las venas,
y por mis ojos.
Si me preguntan por ti,
porque no estás delante,
solo quiero volver a la casa
de tus labios.
Cuando hablo de ti,
me trota el corazón
y se desboca.
Y quiero volver a tu lado,
y liberar las ganas que me invaden,
porque no estás ahí, para abrazarte.
Que hablo de ti, como si estuvieras,
pero no estás.
Cuando hablo de ti,
y vuelvo,
soy más consciente de mi fortuna,
al verte dormir a mi lado.
Tú, mi trébol de cuatro hojas.
Entonces,
al verte dormir a mi lado.
Tú, mi trébol de cuatro hojas.
Entonces,
solo quiero no soltarte.
Y quedarme a vivir ahí.
Que te piten los oídos,
siempre así.
Cuando hablar de ti,
supone, incluso, quererte más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario