Qué difícil decidir,
cuándo no quieres hacerlo.
Qué difícil, además,
cuándo tú, no mueves ficha.
Decidir yo, sabiendo tu juego.
Aceptar el fracaso
del corazón entregado,
de las ganas de quererte
y de hacer vida contigo.
¿No oyes el llanto de
las pequeñas vidas,
que ya no te daré?
Ahora, he de contarles, yo,
que tuve que decidir,
porque, tú ni te moviste.
Qué difícil, deshacerse del amor.
Más, cuando no es correspondido.
Por fin, pude hacerlo.
Se acabó tu juego.
Ahora, el juego va
de quererme
un poquito.
Imagen extraída del Blog de Yes.
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