Se te cierran los ojitos,
mientras comes de mi pecho.
Tu succión se enlentece y
poco a poco te vas durmiendo.
A veces los abres
y miras para arriba,
nuestras miradas se cruzan
y una manita me agarra la camiseta.
Vuelves a cerrar esos ojos,
a salvo estás conmigo
y yo lo estoy, contigo.
Este momento es la paz
que inunda de pies a cabeza;
es línea recta entre las dos,
que nos une de la forma más bella.
Tanta sensación de bienestar y felicidad,
que no soy capaz de explicar.
Te sale un resoplido,
de esos de estar a gusto,
y noto que ya descansas.
Guardo esta ternura
y amor que me regalas,
impregnadas en mis adentros,
en el rincón para no olvidar,
en el del enamoramiento eterno.
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