Habías estudiado todas las lecciones y creíste que aprobarías sin problemas.
Pero no te esforzaste siquiera en aprenderte las definiciones en negrita. Ésas que son preguntas, casi obligadas, en el examen.
No te fijaste en cómo las líneas, una tras otra, formaban frases con sentido, que luego iban a ser claves para resolver el problema planteado.
Por supuesto no dedicaste nada de tu tiempo a analizar las fotos e imágenes del libro, ni los pies de página. Esas curiosidades que el alumno aventajado utilizará para subir la nota.
Ni, mucho menos, quisiste ampliar información mirando un poco más allá...
Memorizaste rápidamente -creyendo saberlo todo- sin hacer la lectura previa recomendada. En tu método no había tiempo para subrayar, ni esquematizar, ni dibujar...
Corrías el riesgo de olvidarlo todo.
Llegó un día en el que alguien te preguntó, y te preguntó por los detalles, aquellos que requieren una comprensión profunda, un interés verdadero,
un estudio cuidadoso y dedicado...
Como no podía ser de otra manera, tu mente quedó en blanco.
Pensaste que lo sabías todo y que tu estudio había sido válido y, sin embargo, suspendiste.
Creíste que podías avanzar por el camino de puntillas, y llevarme a mi contigo... y te equivocaste.
Yo necesito a alguien que quiera aprenderse-(me) y conseguir la matrícula de honor.
Encontrar a alguien dispuesto a quererse-(me) y aunque no sea el alumno más aventajado, el mejor dotado, pero sea constante y luche por lograr a-probarte merecerá la pena
ResponderEliminarToda la razon felipe!!! de hecho eso es lo que queria decir... Tengo mucho que aprender!
ResponderEliminarMil gracias por el comentario!!