Ya se han ido aquellos que fuimos.
Ya ni puedo ver sus sombras.
No dejaron rastro de la inocencia
al creer la eternidad
sumisa a nuestros pies.
Han dejado el eco de la risa
y la fresca ingenuidad que,
de golpe, aprendió a dormirse.
Aquellos que fuimos,
los que ya no somos ni seremos,
no han dejado huella de los juegos.
Se han llevado
t o d o.
Ahora que ya no estamos,
cuesta entender
que ya no seremos los mismos
y que la zanja que marcó el final
yo ni la vi llegar.
Me cuesta despedirme
aunque ya no nos vea.
Me duele el ya no más,
que sea tan diferente.
Temo la pérdida
de la niña,
de la infancia,
de la verdad,
de saberme invencible
si tu mano sujetaba mis miedos.
Aquellos que fuimos
ya no somos.
Y este frío,
no se pasa.
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