Vino de golpe el vacío.
Ni las palabras consuelan
ni la primavera trae sus flores.
Se volvió invierno,
con su hielo dentro.
Se revolvió la cama
y ni las sábanas descansan.
Entró la tristeza,
que no encuentra
hueco de salida.
Es tu miedo
el que hace eco
en mi interior.
Qué tramposo el destino
que hace cosas a su antojo
y siempre, te acaba pillando.
Y aunque clame a la fuerza,
me hago chiquitita
cada vez que me cruzo
con
tus
ojos.
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