miércoles, 7 de marzo de 2018

Crecer así, una suerte.

Si pretendo hablar de amor
tengo que nombrarle
porque es el amor entre amores.

Es hablar de cuentos:
de un cachalote herido
que reencuentra a su familia
o de dos niños que aprendieron
a valorar lo que tenían.
Hablo de la voz 
con olor a tabaco negro,
que me dormía a golpe de historias.

Es hablar del portero de mi vida,
en el juego y en la realidad,
porque me ha parado muchos daños. 

Es hablar del apoyo,
de las palabras de ánimo
y de no olvidar la realidad.
Del esfuerzo,
del coraje y de la fe 
que se dan la palma,
en su mano.

Es hablar de acompañar,
de hacer todo a fuego lento,
de sufrir sin que lo notes,
de querer sin condiciones.

Juega las cartas que le tocan
con sus temores a cuestas,
sin dejar de lado los tuyos.
Es admiración y ejemplo,
fuerza, fidelidad y principios.

Cada vez que intento
hablar de mi padre
toda palabra que uso
resulta pequeña a su lado.

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