No hubo nadie que recordara
que yo no estaba.
No hubo nadie que luego
me contara.
Ni una persona que
pensara que me podía
importar.
Y la responsabilidad
de que nadie se acordara
solamente es mía.
Por haber dejado de estar,
he ganado a pulso
la ignorancia.
En un pulso que echo
desde hace bastante tiempo
creo que conmigo misma.
Cada uno recoge lo que siembra
aunque hoy
me
pesa.
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