miércoles, 30 de diciembre de 2020

La costumbre del balance

Abrazo a quienes han perdido,
sin despedirse.

Abrazo a quienes han enfermado,
solos.

Abrazo a quienes se han dolido
por trabajo, dinero, hambre,...

A quienes han llorado más que reído.

Este abrazo no consuela ni mitiga.
Lo sé. Os pienso cada noche,
aunque esto no es nada.

2020 serás siempre
un tachón en el calendario.
El año que tanto nos quitó
(a unos mucho más que a otros)
y que tantas risas difuminó.

A los que nos sonrió la suerte,
añoramos los abrazos
y el tiempo.
Los que no la han tenido
se cambiarían por los que sí.

No merezco hablar mal de este año,
he podido tener todo
y he gozado de tiempo 
con mi hija.
Me casé.
Disfruté y me reí.

Eché mucho de menos,
me pesaba la soledad de otros.
Todo el día cruzando dedos,
dando gracias
por estar todos a salvo.

Ha sido el año más raro
que ha vuelto todo del revés.

Quién iba a pensar en una pandemia
que ha sacado de muchos lo mejor
y de otros muchos,
lo peor del ser humano.

Quisiera pedir al 2021:
cordura, empatía,
oportunidades,
solidaridad,
infinitos abrazos
que llenen las calles
de todo el amor y confianza
que nos ha robado
2020.





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