Si me ves,
cámbiame la piel,
que está cansada
y ya no entiende
de supervivencia.
Múdame,
desoye el temor
de mi silencio.
Cámbiame de tono
por uno que sirva,
que se acople a lo que venga,
que no me escueza
al notar cómo se rasga.
Cámbiame.
Múdame.
Que sea yo, pero no.
Quisiera recuperar la fe
en mí, en ti,
en todas las personas
y creer que la bondad
será la vencedora.
Mientras,
camúflame.
Que no me vean llorar.
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