lunes, 2 de noviembre de 2015

"La levedad del ser" (y dejar de dar-te tanta importancia)

"La gente, en su mayoría, huye de sus penas hacia el futuro. Se imaginan, en el correr del tiempo, una línea más allá de la cual sus penas actuales dejarán de existir" (Milan Kundera. La insoportable levedad del ser"


Levanta la mano. Sí, tu también. Seguro.
No puedes engañarme. Más de una vez, aunque lo niegues,
has deseado envolverte bajo la manta, cerrar los ojos y
que con el destape, la tormenta haya amainado.

Deseaste, y lo intentaste, correr en dirección contraria,
para ver si así conseguías despistarles.
Probaste después, a seguir el mismo camino,
mientras tomabas las curvas al derrape,
negando la palabra a tus fantasmas.

Transitabas, engañado por los parches que pusiste al malestar,
ingiriendo todos los "anti" del mercado: bióticos, tristezas, virales y eméticos,
que solo añadían una tirita más a tu cuerpo magullado y a los órganos inflamados.
Esperabas que alguien externo te salvara, de la misma manera que el bombero saca en brazos al niño, devolviéndole el aliento.
Y no llegó, ya que el bombero eras tu.

A la vez que vives huyendo de ti mismo,
huyes, sin darte cuenta, de los demás,
evitando que vean tu miseria, tus miedos y debilidad.
Círculo vicioso este, en el que al final solo resistís tú y tu maldita soledad
(la que no llena, la que machaca)

¿Cuántas veces lo has intentado? ¿Faltan dedos para contar?... Reconozcamos-lo... 

Los inviernos son, están y estarán.
Siempre volverán.
Son ellos, con su frío y oscuridad, los que hacen que inunde el color y la vida que trae la primavera.

Al invierno hay que mirarlo de frente, demostrar que no puede contigo
que no lidiará más con la huida, que por fin ha dado con hueso.
Un hueso firme y compartido,
que no se astillará porque buenas manos le cobijan,
las tuyas y las de quienes has elegido -y han aceptado-.

El invierno pasa, el invierno vuela, pero no se esfuma. Es, y punto.
Y hasta el frío es menos intenso si sales de tí,
y dejas que el mundo te arrope.



Hace un año...
Y tanto aprendido
Tanto compartido
Tanto bueno que ha venido

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