sábado, 14 de abril de 2012

TARDE

Se hizo tarde.
Estuviste ahí, intentando aproximarte
buscando que te concediera la indulgencia,
mirando de reojo,
calibrando tus esfuerzos y tus ganas
con mi indecisión asquerosa
que todo lo para,
que todo lo esconde,
que todo lo evita.

Estuviste ahí, queriendo que te respondiera.
Buscando mi mano con la tuya.
mis ojos con los tuyos,
tu sonrisa con la mía.

Estuviste ahí y te cansaste. Lógico.
Y como gusta todo lo que es ya inaccesible,
mi interés creció cuando tu ya no estabas,
dejaste de buscarme y era yo quien lo hacía.
Te encontré y, (como suele pasar en todas las historias
que estaban destinadas a ser NADA),
ya era tarde.

Curioso el movimiento del corazón (o de las ganas, o de lo que sea)

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