Contigo,
tengo un "te quiero"
en la punta de la lengua,
que es constante en mis días.
Me faltan extremidades,
con las que saciar las ganas de abrazarte,
y pediría más dedos y acariciar,
al tiempo, tu cuerpo,
sin dejar resquicio libre.
Qué culpa tengo yo,
si has bañado en almíbar mi vida,
y no me canso.
No sé como pasó,
ni en qué momento cambió todo,
y me hice experta en escupir flores,
si te acercas.
Me has enseñado que amar, y amor,
han de ser fáciles y llegan solos.
Que sólo amar así es sano,
que sólo así crece echando ramas.
Tú, que te mantienes firme,
aunque yo traiga marejadas.
Tú, que eres compromiso sin rendir cuentas.
Tú, que estás, que te quedas,
que no cesas, y me dejas sin barreras.
Tú, lo más seguro que hay hoy,
y la apuesta ganadora de los días.
Tú, que me desmontas,
y, también, me remontas.
Y es que...
tengo un "te quiero"
en la punta de la lengua,
que es constante,
y no lo quiero evitar.
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