martes, 30 de mayo de 2017

Almíbar

Contigo,
tengo un "te quiero"
en la punta de la lengua,
que es constante en mis días.

Me faltan extremidades,
con las que saciar las ganas de abrazarte,
y pediría más dedos y acariciar,
al tiempo, tu cuerpo,
sin dejar resquicio libre.

Qué culpa tengo yo,
si has bañado en almíbar mi vida,
y no me canso.

No sé como pasó,
ni en qué momento cambió todo,
y me hice experta en escupir flores,
si te acercas.

Me has enseñado que amar, y amor,
han de ser fáciles y llegan solos.
Que sólo amar así es sano,
que sólo así crece echando ramas.

Tú, que te mantienes firme,
aunque yo traiga marejadas.
Tú, que eres compromiso sin rendir cuentas.
Tú, que estás, que te quedas,
que no cesas, y me dejas sin barreras.
Tú, lo más seguro que hay hoy,
y la apuesta ganadora de los días.
Tú, que me desmontas,
y, también, me remontas.

Y es que...
tengo un "te quiero"
en la punta de la lengua,
que es constante,
y no lo quiero evitar.





lunes, 29 de mayo de 2017

La montaña rusa

Existe una montaña rusa,
que no se encuentra en ningún parque,
pero que es más aventura, si cabe.

Tú, que la conoces,
seguro ya lo sabes;
me refiero a la vida en sí misma.

Es una montaña rusa que te animan 
a esquivar, a pasar por alto,
a no hacer caso.
Sólo hay lugar para lo correcto, lo esperado,
siempre complaciendo a otros,
sin hacer ruido y transitando por ella
de puntillas y si no se te oye, mejor.

Sin embargo, esta forma de recorrerla,
es insulsa, triste y peligrosa,
porque al final estás tú,
y no te estás haciendo caso.
Mientras, en el pecho vas guardando 
aquello que no te permites sacar.
Y, si alguna vez, puedes hacerte caso,
es posible su estallido,
a veces, sin control alguno.

La montaña rusa es ser consciente,
de lo que tienes dentro,
con la valentía que conlleva.
Es poder nombrarlo, sentirlo y vivirlo,
y tener con quién compartirlo.

Son las emociones, 
que te suben y te llevan
y cuando las das voz,
te liberan. 

Déjame decirte que no, 
no las podemos eliminar.
Están y también nos definen.
Obviarlas no significa que desaparezcan.
Obviarlas significa no tener ningún poder sobre ellas,
pudiendo explotar en mil pedazos,
sin esperarlo.
Obviarlas es desconocerlas.
Y ¡qué dañino es desconocerse a uno mismo!

Soy consciente de mi suerte, 
de contar con espacios seguros para hacerlo.
Sin negaciones y con mimos y cuidados.
Muchos estamos aprendiendo a hacerlo,
Muchos estamos conociéndonos
y tratando de ser conscientes,
pero de verdad.

Es la aventura de mirarte dentro,
de aceptarte y de quererte.
Y de querer a cada una de las personas que están contigo,
dejándote llevar por ellas
dejándote llevar por ti.

Es la maravilla de compartir-se.
Es la maravilla de dejarte guiar. 
Es la maravilla de vivir así.
Es la maravilla de saberte tu.
Es la maravilla,
dejadme que lo diga otra vez,
de la #EscuelaJamming,
que por si tenéis alguna duda,
es mucho más que impro. 
:)


Gracias compañeros,
Gracias de corazón a Joaquín Tejada, por ser tu y darnos tanto. 
Gracias #EscuelaJamming

domingo, 28 de mayo de 2017

Madre

Sólo ella lo consigue.
Sólo ella puede hacerlo.
Los poderes que le conceden,
los regala desde tu llegada.

Cura los males,
sus caricias sanan,
sus besos alimentan,
sus brazos calman.

Con su canto, nada feo puede ocurrir,
sus manos son descanso,
la ternura que siempre necesitas,
el poder que te envalentona,
y el calor que te hace falta.
Son los ojos de la paz.

Nunca nadie pelará la fruta como ella,
ni hará el zumo tan exquisito.
Ni tú mismo podrás.
Es la voz que nunca querrás dejar de escuchar,
aunque diga lo que no quieres oír.

No querrás volver a otros brazos,
imposible hallar consuelo igual.

Siempre necesitarás regresar,
porque es único hogar,
para llegar y desde el que partir.

Su corazón late con el tuyo.
Y el tuyo latirá con el suyo.
Siempre la tendrás contigo,
con un camino directo entre los dos.

Es, probablemente, a quien
más injustamente has tratado,
y a quien, más de tres veces, has negado.
Es perdón, porque siempre te recibe,
abriendo sus brazos para acogerte.

Es seguro. Caja fuerte.
Doblón de oro que no se empeña.
Es amor, el más generoso y desinteresado.

Es el cuento que te acompaña,
dando igual lo lejos que estés.

Es estar a salvo.
Paraíso terrenal.
Es ella.

La casa más firme y sólida,
jamás encontrada.

Y cuando creces,
es cuando te das cuenta,
y más le agradeces.





sábado, 27 de mayo de 2017

No te culpes, que ya me culpo yo.

No te culpes.
Lanzarse al vacío es cosa mía.
Soy yo la que decide lanzar
las ganas por los aires,
esperando que, por esta vez, las recojas,
expertas ya en reponerse
de los golpes contra el suelo.

Soy yo la que se olvida de ellas y,
aún moribundas, vuelven a intentarlo,
acabando con cualquier atisbo de cordura.

No es tu culpa que nunca se cansen,
saben que a veces suena tu flauta cuando,
quizá por pena o hambre, las recoges.
Mendigas de las migas que, sin momento exacto,
les dejas caer.

Ellas lo saben, así que tú, no te culpes.
Que si hay culpa de sentir, es solo mía.

Aprender me quedó grande y
la adicción a dolerse no vale dinero.

Intuyo que para hacerle frente,
tendré que empeñar el alma,
pero ¿a quién?

Quizá tú puedas recogerla
o hazla trizas ya.
Total,
será igual.

jueves, 25 de mayo de 2017

Mucho más que cuerpo

Supiste coger este corazón en llamas,
con la medida justa de tus manos.

Supiste apostar tiempo en aprenderlo,
con dosis extra de cariños.

Supiste consolarlo, sin aparente esfuerzo,
de todo aquello que otros le hicieron.

Supiste abrirlo y pudiste ver el fondo,
incluso aquella sombra,
que siempre trató de ocultar.

Supiste latir con él,
aún descubriendo que, a veces,
su ritmo no es estable.

Supiste querer cada una de sus grietas,
y las imperfecciones.
Las primeras aún sin conocerlas,
y las segundas...
créeme, me lo sigo preguntando.

Supiste cargar con el peso de su pasado,
a golpes de presente.

Supiste acariciarlo con tal perfecta armonía,
que, desde tu llegada, ronronea.

Supiste respetarlo más con hechos que palabras.

Supiste enloquecerlo y darle cuerda,
equilibrando la dosis entre mesura y locura.

Supiste hacerlo...
y sabes hacerlo,
cada día.

Hace 22 meses.

Y hoy, de nuevo
-que nunca es suficiente-,
quiero darte las
GRACIAS.


miércoles, 24 de mayo de 2017

Yo me quiero dar cuenta

No sé si nos damos cuenta de que...

... la guerra es dejar evidencia
de la incapacidad para ser civilizados.

... la violencia deja al aire la debilidad
e inseguridad, aparte de la nulidad mental,
por carecer de estrategias para encarar lo que ocurre.

... alzar la voz signa a la
autoridad mal entendida.

... castigar, por el mero hecho, de poder hacerlo,
desnuda, sólo, el desconocimiento invertido.

... mostrar superioridad no es más
que el disfraz de lo contrario.

... pisar a los demás es necesidad constante
de cambiar de zapatos, desgastadas
ya muchas suelas, sin lograr sentirse bien,
porque así, nada nunca es suficiente.

... la indiferencia es mecanismo
de mirar hacia otro lado para 
creer que algo no existe,
cerrando los ojos y quedando ciego.

... el mirar sólo un ombligo, anula a los demás
y al final queda la dañina soledad.

... todos queremos paz.
Lo malo es que no la entendemos igual.

... vamos a morir igual,
y no sabemos cuándo.

... todo sería más fácil y bonito
si antes de que sea tarde,
nos dejamos de tanto odio
y tendemos más brazos,
en vez de alzarlos. 

martes, 23 de mayo de 2017

Cómo te (me) lo explico...

Ven, pequeña, siéntate a mi lado.
Como siempre hacemos tú y yo,
y hablemos.

Quisiera ser yo quien te lo cuente,
antes de que te enteres por ahí
y antes de que empiece a dolerte el alma,
sin aviso previo.

Aquí, donde vivimos, nada es justo;
unos tiramos comida y otros,
la buscan en el contenedor.
Cuentan que no hay solución,
pero es mentira. Sí que la hay,
aunque lo fácil es no hacerlo
mientras miramos, cada uno, nuestro ombligo.

Aquí, donde vivimos, reina la mentira,
la excusa y la hipocresía.
Muchos, te dirán una cosa para luego,
hacer, con sutiles movimientos, la contraria.

Aquí, donde vivimos, la gente sufre,
y tu sufrirás, por ti y porque cuando
empieces a cuestionar cosas,
verás que es imposible entender tanta mierda.

Aquí, donde vivimos, hay personas muy enfermas,
perturbadas que, en nombre de cualquier cosa,
matan, asustan y se creen más fuertes
a partir del dolor y el miedo
de las vidas ajenas.

También, cariño, quiero ser yo quien te diga,
que morimos a cada rato un poquito,
a pesar de que el azar de la vida,
hoy nos haya salvado de la locura ajena,
de la enfermedad o de cualquier desgracia
que sí ha acabado con otras vidas.

Siento, mi niña, tener que contártelo así.
Es un golpe en la cara, de los que te dan
con la palma bien abierta.
Vivirás con ese peso, bien lo sé yo.

Es la incomprensión del mundo frío,
inhóspito y oscuro,
por el que nos toca transitar,
y del que, en más de una ocasión,
te querrás "bajar".

Déjame decirte también que,
en ocasiones,
te "acostumbrarás" a la crueldad,
y el egoísmo aparecerá,
cuando vuelvas la mirada,
intentando salvaguardar tu bienestar.
Es algo tan inhumanamente humano...

Lo siento, lo siento mucho.
Prefería contarte yo.
Que lo hago con cariño.
Que hoy estoy contigo.
Que te abrazo mientras lloras.
Que me abrazas mientras lloro.
Y que te quiero.

Todos los días hablamos de lo bonito,
que lo hay, y mucho.
Pero, pequeña, esta parte fea
también ES.

Desahógate, niña mía.

Hoy, yo te protejo.

lunes, 22 de mayo de 2017

Las rupturas y su duelo

Ya no me dueles más.

De rodillas en la habitación,
recojo con cuidado,
todos mis restos,
que han quedado esparcidos por el suelo.

Pero ya no me dueles más.

Mis manos tiemblan al unir las piezas,
que son ya "pan de cristal".
Extiendo la mano hacia la mesa
y, con el pegamento,
voy uniendo las que puedo;
intentando encontrar su sitio.

Que no, que ya no me dueles más.

A pesar de mi empeño,
descubro que no encajan igual,
y me vacío buscando parecido
con el original.
El destrozo ha dejado grietas
entre los propios trozos.

No insistas, que no me dueles más.

Ya tengo las piezas casadas;
que cuando me pongo, trabajo fino.
Reconozco todas las marcas,
las heridas que no cerraron.

Y con más fuerza,
te lo repito.

¡Ya no me dueles más!

Porque no puedo devolver a su sitio,
el corazón.
Porque ya no responde a su nombre.
Y porque,
-desconozco si es bueno o malo-
no me queda hueco
por doler.

Llegados a este punto y aparte,
quizá es cuando llega el turno
de pasar
el
duelo
que me dejas.


viernes, 19 de mayo de 2017

Que me digan cómo se hace

Shhhh...
Ya les estoy mirando,
otra vez.

Es un vicio encontrarse de cara al amor,
con la palma de la mano boca arriba,
que se regala, rebosante de cariño,
por la vida vivida y compartida.

Les miro, re-miro y descubro
que no se quieren con prisas,
ni con exigencias egoístas.
Ellos, qué duda cabe, se aman.
Con mayúsculas, pero sin ponerlas,
que no les gusta alardear.

No llevan la cuenta,
ni tienen en la mesilla de noche,
la caja de reproches.
Ellos, no guardan esas cosas,
han perdonado si hubo daños.

Se cuidan más bonito que a uno mismo,
y no, no lo dicen en alto.
Tampoco piden factura de los favores realizados,
ni supone esfuerzo estar callados.

Conocen 'al dedillo' cada marca de sus cuerpos,
las bonitas y vistosas,
las que intentan esconder
e incluso, aquellas que no les gustan
pero han sabido querer.

En sus miradas, no hay escondites,
porque se les transparenta el corazón.

Sus pupilas, bien lo saben,
no dilatan como antaño,
y ya no se encuentran como lo hacían,
batiendo en duelo a la rutina con las manos.
Pero, sus pupilas, siguen brillando,
y sólo están a salvo cuando convergen,
cómplices,
cada día, a cada rato, en cada reflejo.

También se enfadan,
y se cansan.
No sé cuánto habrán llorado ni pasado,
pero sí que sus cimientos no han tambaleado.
Aunque si lo han hecho, sólo ellos lo han sufrido,
y han logrado salir reforzados.

AMOR,
-yo sí lo pongo en mayúscula-,
lleva sus
nombres.

Suerte la mía de tenerlos hoy,
para seguir aprendiendo
y me sigan enseñando
cómo se hace.

Porque yo lo que quiero,
es que tú y yo,
podamos
amar-nos
así.

jueves, 18 de mayo de 2017

Cable a tierra

Un, dos, tres,
al escondite inglés.
Ya.

¡Te pillé!
¡Te has movido!
Vuelve a empezar.

Día tras día. Así.
La manada, cabizbaja,
sigue al que señalan como León,
moviéndose al son de su melena.

Leones, que no sólo hay uno;
y el grupo ha de venerar a todos.
Con blinkers en los ojos,
igual que los caballos de carreras.
Sin cuestionar y sin pensar.
Tan sólo trotar al ritmo que marcan
los golpes del estribo.

La manada focaliza y mira
allá, donde le dicen.
Y choca con los
baches que le ponen,
bien pre-meditados y colocados.

La manada no hace ruido,
y baila cuando le ponen música.
Además, es la propia manada la que regaña y castiga,
a cualquier cordero que quiera destetarse.

Nada ocurre, si los jefes no lo dicen.

No estamos en el siglo diez,
buena fe doy de ello.
Esta manada habla del siglo veintiuno,
habla de hoy.

Seguro ya sabes,
que la manada somos tú y yo.
Y los que se hacen llamar líderes...
bien los conoces también,
envueltos todos en billetes.

Y...
yo quiero mi cable a tierra.
Sé que lo tengo.

Un cable que me recuerda,
a veces,
que puedo hacer ruido,
que puedo ser libre,
que puedo sentirme bien,
que puedo ganar a los leones,
sin dejarme manejar.

Mi cable, me anima
a buscarme y alegrarme cuando me encuentro.
Me ayuda a aprender a quererme,
sin importar las miradas de nadie.

Este cable, no está en venta.
Si lo buscas,
verás que lo tienes dentro.

Solo hay que agarrarse,
y descubrirte.
Afortunadamente,
no estarás solo.

miércoles, 17 de mayo de 2017

El lecho

Poco se ha escrito, a lo largo de la historia,
sobre este espléndido objeto,
cuya invención milenaria,
no ha supuesto ningún vericueto.

La cama, perfeccionada con el tiempo:
primero el suelo y luego una capa,
tras esto, el colchón y muelles,
dejando hueco para tanto deleite.

Si las camas hablaran el mundo callaría,
pues boquiabiertas nos dejarían,
siendo testigos de tanta osadía,
llanto, amor, pensamiento y por qué no, rebeldía.

La cama, ese lugar de descanso,
donde dejar reposar-te exhausto,
caer en blando, suavidad para tu cuerpo,
cuando te entregas sin buscar resarcimiento.

Guarda los secretos, todos,
hasta aquellos de los que no eres dueño,
y lo hace con tanto empeño,
que se jubilará con todos ellos.

Tus pesares, los acomoda en su regazo,
y no te da ningún tortazo,
solo te acompaña y acoge
los pedazos tuyos que nadie recoge.

Testigo es también de tus desvelos,
y tus vueltas a un lado y a otro,
de tus ansias y tus celos,
y de cuando sueñas despierto.

Si, ya llego a ese punto, importante,
del que también forma un punto y aparte.

Es el reposo del amor por excelencia,
y de las reconciliaciones más bellas.
Aunque también de infidelidades,
que dejan huellas, grietas y deformidades.

Aguanta con suma paciencia,
todo vaivén y movimiento.
Y, prestando algo de atención
se le puede oír gozar,
a tu vez, sabiendo bien,
que lo que ya ha unido,
es como un incendio, que arrasará con todo,
mas, en este caso,
sin dejar cenizas ni heridos.

Todo esto para decir,
con mi forma peculiar de contar cosas,
que mi cama es infinitamente más bonita,
desde que tú, y sólo tú, te tumbas en ella.


martes, 16 de mayo de 2017

Mujeres valientes

Hoy te he vuelto a ver,
robando los minutos,
maquillándote,
en cada frenazo del atasco.

Lo hacías apurada,
como todo lo que ya habías hecho,
durante la poca mañana que llevamos.
Corriendo, siempre corriendo,
para, muchas veces, no lograr llegar pronto.

Como no es la primera vez que te veo y sé,
que no va a ser la última, quisiera escribirte:

A ti, que estás bajo presión,
y que puedes sentirte,frecuentemente, juzgada.
A ti, que igual no sabes por qué te maquillas,
si por gusto o por intentar disimular-te.
A ti, que quieres llevar siempre puesta la sonrisa.
A ti, que aunque luches, sabes que no, que no está
todo igual repartido.
A ti, que las prisas son tus consejeras,
y faltan minutos en el día.
A ti, que tienes besos para todos,
y muchas ojeras que quieres tapar.
A ti, que eres madre,
y eres la "casa" a la que todos desean llegar.
A ti, que luchas por sentirte libre,
y por ello, eres experta en chocar contra muros.
A ti, expuesta a todo.
A ti, que corres el riesgo de olvidarte de ti.

A ti, bella.
A ti, única.
A ti, valiente.
A ti, bonita.

A ti, te admiro;
con todo lo que eres.

Ojalá puedas admirarte, de esta forma, tú misma.
Ojalá podamos hacerlo todas las mujeres.

Ojalá logremos un mundo,
en el que no necesitemos,
luchar por ser una misma,
luchar por ser iguales,
luchar por compartir responsabilidades,
sin fatigas en cada intento.

Ojalá no necesitemos nunca,
explicar por qué nos queremos.
Ojalá todo el amor que brindamos,
no sea opuesto,
al nuestro.

sábado, 13 de mayo de 2017

S.O.S

No sé cómo volver a casa desde aquí.
Se han comido las migas que eché
para evitar perderme.

Fuiste tú, seguro.
Sin querer que yo te viera
escondiendo la mano y
tirando todas las piedras,
para que yo enloqueciera.

No sé a quién llamar ahora,
tampoco a quién acudir
para que salve este corazón en llamas,
que has vuelto a prender,
y late tan descompensado,
que temo, inminente, su estallido.

Todos los avisos que me dieron,
se olvidaron en cuanto te acercaste,
olisqueando, como lobo a su presa
recién cazada.
Recaí en tus fauces, sin remedio.

Tú y tu capacidad de
nublar todo lo que tiene sentido,
y conseguir retorcerme en los míos,
darles mil vueltas, subirlos al cielo
y bajarlos al infierno en tiempo récord,
haciéndome olvidar todo atisbo de cordura,
reposando toda yo en tus manos...

Tú y tu capacidad de desterrarme sin piedad,
dejando a mis enfermos sentidos y a mí,
con amnésica locura y en la boca, la soledad,
esperando, pobre de mí, que alguien bueno,
me rescate.
Y te borre.

Porque ahora, que te has ido (otra vez),
resuenan las voces que advertían
de que esto, pasaría
y me dejarías en cueros por...

...hasta yo perdí la cuenta.

Ya no. No vuelvas.
No me recojas tú, nunca más.
Temo por lo que durarán
todas las secuelas,
que llevan y llevarán
tu nombre.

jueves, 11 de mayo de 2017

Se me pasa en un rato

A ratos vuelvo a aquel momento.
Vuelvo, sólo, para intentar entenderlo.
Sin éxito alguno, porque tanta incomprensión,
guarda relación directa con que,
cada vez que vuelvo allí,
asalta, inevitable, mi manía de cambiar
aquello que ocurrió, pero yo no quería.

Así, inocentemente,
pongo palabras en tu boca,
(que, ni por asomo, dijiste),
te dibujo bocadillos de cómic sobre tu sien,
que piensan eso que yo quería que pensaras.
Te agrando las pupilas, de tal manera,
que fuera imposible vieras algo más que a mí.
Y sí, también finjo ser yo la que se va
y tú lo evitabas girándome y cerrándome la boca,
con la fuerza de tus labios.

En estos ratos que vuelvo,
nunca te vas.

Es cuando vuelvo a mi sofá,
que mis ojos se desbordan,
al golpearme la mejilla y
ver que no, que no estás,
que soy incapaz de cambiar nada,
y te fuiste, sin mi adiós.

En estos momentos odio y grito,
con mi despecho sobrevolando-te,
donde quiera que estés.

Lástima que sólo sea eso,
un rato.
Porque la mayoría de los ratos,
vuelvo y revuelvo ese momento,
que por no entenderlo,
me invento.

Así, una y otra vez,
me muevo entre idas y venidas.

Mira que no me acostumbro,
que siempre así es todo contigo,
hasta cuando no estás.

miércoles, 10 de mayo de 2017

Treinta y cuatro

Llego a los 34 años,
408 meses,
12.410 días,
(alguno más,
que 'me quito' los bisiestos).

He pasado ya por 297.840 horas,
por 17.870.400 minutos,
que hacen un total, si no fallan las cuentas,
de, no menos de,
1.072.224.000 segundos.

Todo esto lo he vivido,
dormido, comido y bebido.
También reído, llorado
y aprendido.
He sufrido y amado,
dolido y levantado.
Y si, algún rato,
malgastado.

Digo fuerte que cada día,
quiero (de ansia y de amor)
mucho más.

No sé cuánto más quedará,
sólo la certeza que ahora es lo que tengo,
y agradezco todo lo pasado hasta hoy,
toda la gente encontrada y compartida,
y todo lo que vivo contigo (cabéis muchos aquí).

Que lo que me quede,
sea disfrutado igual.
Que lo que nos quede,
sea compartido y exprimido.
Que sea lo que sea,
pero que SEAMOS.

Brindo por todos,
hoy y cada día.

lunes, 8 de mayo de 2017

Como no quererte

Cómo no te voy a querer,
si ya no recuerdo lo que fue antes de ti.
Si sólo tú, revuelves mis entrañas
y me resuelves,
con solo mirarme.

Cómo no te voy a querer,
si encestaste de lleno,
con un triple desde el centro de la cancha,
cuando dijiste "te espero".

Cómo no te voy a querer,
si es tu piel, que habla,
y es la mía la que no cesa de buscarte,
y se eriza sólo con que la rondes de cerca.

Cómo no te voy a querer,
si tú, haces todo bonito.
Y fácil.
Cómo no te voy a querer,
si es a mí, a quien haces bonita cada segundo;
si le damos la vuelta al mundo,
si, juntos, fundimos el hielo,
si nuestra banda sonora no cesa.

Cómo no te voy a querer,
si amas cada una de mis imperfecciones,
aquellas que intento cambiar
y también las que no puedo.

Cómo no te voy a querer,
si regalas bondad
por cada uno de tus poros,
-aún cuando la intentas disfrazar-.
Cómo no hacerlo,
si tus ojos son limpieza,
si por tu boca se te sale el corazón.

Cómo no te voy a querer...
Si me desbocas si me agarras,
si me calmas con tu abrazo,
si me cuidas con tus gestos,
si me quieres porque sí,
si me conoces mejor que nadie,
con todo lo bueno y lo menos bueno,
y sigues aquí.

Cómo, cómo no te voy a querer...
si hace tiempo que me ganaste.
Ya me sale solo,
voy sin frenos,
y con todo.


Del miedo y la felicidad

Detrás del miedo, está la felicidad
repiten una y otra vez.
Siempre que la dicen, me aciertan.

Miedo, felicidad,
curioso nombre les repartieron
en el sorteo de los significados.
Ninguno existe,
y sin embargo los dos SON,
y mucho.

Vale, los acepto.
Detrás del miedo,
está la felicidad.
La que tantas veces evitamos
por no saber ponerla encima de la mesa,
por nombrarla con comillas,
y por su manía de marcharse sin despedirse siempre,
demasiado pronto.

El miedo es quien más habla,
al que más voz y altas voces cedemos.
El responsable de cortar alas
a todo aquel que desea volar,
quitando, de un tortazo,
las ganas, siquiera, de intentar.

Es límite.
Suprema razón y sinrazón,
de parones, rojeces y vergüenzas.

Es, el freno de golpe.
La puerta que se cierra por dentro,
mientras uno se despide, hasta otra,
de la felicidad que puede estar ahí,
esperando a ser abierta.

Es el malo y,
apenas alguna vez,
el bueno.


---

- Esto viene de viaje y de cómo "no se puede andar por la vida sin andar"... :) 
Anda, camina, vence el miedo y echa a volar. 
Juan y Diana, ¡he aquí! Espero que os guste!
Os quiero. 

viernes, 5 de mayo de 2017

Lo que da de si una mudanza

Adiós, me dices.

Y, de nuevo, mi salón lleno de cajas,
para volver a empaquetar el corazón.

Mira, 
en esta caja, voy a guardar los besos que me diste,
junto con los que yo quise darte,
pero me guardé.

Aquí, embalo las fotos.
Ésas que no volveré a mirar,
y las que hubiera repetido mil veces.

Las sábanas que removimos en esta otra caja,
junto con las que compramos por previsión
pero que ya no llegamos a utilizar.

En ésta pequeña, reposan tu cepillo de dientes,
tu crema de afeitar
y, cómo no, tu taza de café. 
Por si quieres volver a buscarlos,
o mejor, a usarlos.

Mis ganas y mi orgullo,
a buen recaudo los pongo aquí.
Con el "quédate" que me callé.

Juntos, pongo los reproches de las últimas noches,
a ver si hacen "migas" entre ellos.
También incluyo los "te quiero" que callé,
y tus "estoy cansado" que tragué.

Las verdades no dichas,...
bueno, ¡qué más dan ya!
Ésas, al desagüe van.

Tus excusas, las guardo bien cerquita,
para estar prevenida, 
no vaya a ser que otro las nombre,
si es que logro mudarme.

Todo el dolor, lo guardo en esta caja grande.
Sí, todo en una, que ocupa.
No sé si sabré abrirlo poco a poco,
sin escupir a quién se acerque, a la cara.

Las mudanzas del corazón,
siempre me lo han dicho,
necesitan su espacio
y su
tiempo.

Y me he quedado sin cajas. 
Y sin reloj.