sábado, 28 de diciembre de 2019

Ana

Eres vida desbordada,
explosión de ternura,
callejón sin salida de amor,
ñoñería constante de tu madre,
belleza que mana a borbotones
por cada pliegue de tu piel.

Eres la paz que nos invade,
la risa incontrolable,
las miradas expectantes y
los brazos siempre abiertos,
dispuestos a abrazarte.

También eres respirarse profundo,
cuidar por encima de todo,
atención plena a cada instante
porque ése ya no vuelve.

Eres la mirada que derrite,
porque nadie nos mirará igual.
Eres las manitas que nos agarran
y la sonrisa al vernos llegar.

Eres el relax en el baño,
los balbuceos al son que marcas.
Eres corazón que te regalas
y la calma estando los tres.

Eres la necesidad constante,
de estos padres primerizos
que solo pueden dejarse llevar
por este
amor
sin
límites.

A 2019

Gracias por un alto en el camino,
por la tregua regalada,
por el calor recibido
y la gran revolución.

Me costó mirarte de frente,
me pudo el miedo a que
vinieras a cumplir
lo que amenazó 2018.

Te digo a ti 2019,
a Dios, al destino
y a quien mueva algún hilo,
que agradezco hayáis roto
los esquemas pasados.

Habéis sumado esperanza,
energía y ganas
en cada revisión superada.
Ha llegado la niña más bonita,
la sonrisa más sincera,
la mirada más tierna,
la explosión de olor a vida,
la alegría que nos desborda
y el amor que nos estalla.

Habéis ayudado a que lo amargo,
que lo hubo, hay y habrá,
pueda pintarse de colores
y duela menos fuerte.

Gracias por los abrazos,
por todas las risas,
por las lágrimas compartidas,
por afianzar la vida en común,
por hacernos familia fuerte,
porque juntos, lidiaremos
con
lo
que
venga.







domingo, 15 de diciembre de 2019

Van cuatro meses

Cómo vuela todo,
ya van cuatro meses,
cómo vas creciendo,
cómo vas cambiando. 

Ha llegado tu carcajada,
regalo directo al alma, 
no sueltas tus manitas 
y tu mirada sigue todo.

Poco queda para darte la vuelta,
vas sujetando juguetes,
aguantas más jugando
y tus balbuceos nos encantan.

Sujetas tu cabecita,
aunque a veces aún se va.
No tengas prisa mi vida
y déjanos disfrutar lento,
que todo sabe a poco,
aunque todo mucho es.

Tu mirada, 
tu manita cogiendo mi dedo,
la camiseta o tocando mi cara,
tu sonrisa iluminada al vernos,
llenan de felicidad
estos pechos desbocados.

Que cada día me sorprendo
queriéndote aún más. 

Eres paz,
alegría,
sensación continua de respirar profundo.
También ojeras, cansancio
y, a veces, algo de desesperación
por no saber calmar tu llanto.

La realidad, niña mía,
es que eres tanto
que me siento novata
en tratar de llegarte con palabras.

Cuatro meses fuera de mí,
trece meses de quererte,
cuatro de aprendizaje,
de necesitarte,
de crecer como familia
y de momentos de felicidad
como constantes.