domingo, 15 de diciembre de 2019

Van cuatro meses

Cómo vuela todo,
ya van cuatro meses,
cómo vas creciendo,
cómo vas cambiando. 

Ha llegado tu carcajada,
regalo directo al alma, 
no sueltas tus manitas 
y tu mirada sigue todo.

Poco queda para darte la vuelta,
vas sujetando juguetes,
aguantas más jugando
y tus balbuceos nos encantan.

Sujetas tu cabecita,
aunque a veces aún se va.
No tengas prisa mi vida
y déjanos disfrutar lento,
que todo sabe a poco,
aunque todo mucho es.

Tu mirada, 
tu manita cogiendo mi dedo,
la camiseta o tocando mi cara,
tu sonrisa iluminada al vernos,
llenan de felicidad
estos pechos desbocados.

Que cada día me sorprendo
queriéndote aún más. 

Eres paz,
alegría,
sensación continua de respirar profundo.
También ojeras, cansancio
y, a veces, algo de desesperación
por no saber calmar tu llanto.

La realidad, niña mía,
es que eres tanto
que me siento novata
en tratar de llegarte con palabras.

Cuatro meses fuera de mí,
trece meses de quererte,
cuatro de aprendizaje,
de necesitarte,
de crecer como familia
y de momentos de felicidad
como constantes. 


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