lunes, 31 de julio de 2017

Si cambias, incluso te quiero más.

Foto de Ingrid Hoppe
Que a veces cambio y ya no te gusto tanto.

Que a veces cambias y ya no me gustas tanto.

Que a veces es tan rápido, que no me entiendes.

Que a veces es tan rápido, que no te entiendo.

Que sigo siendo yo, aunque cambie.

Que sigues siendo tu, aunque cambies.

Que la base sigue siendo fuerte,
aunque a ratos no caminemos a la par.

Los caminos pueden distanciarse,
las líneas que nos unen, no.

Cambies como cambies,
aunque no entienda,
-lo que por otra parte no es necesario entender-,
yo te quiero bien.

Evolucionamos
o nos estancamos.
Caemos y nos levantamos.

Lo bonito es tener quien te quiera en el momento que estés.

Y que lo sepas.

Yo, te llevo y te quiero.
Y estoy contigo.


¡El día de la amistad es todos los días!

viernes, 21 de julio de 2017

24 de julio. Dos años de vida

Foto de Ingrid Hoppe
Fue tal como lo cuento.

Llegó el amor y rompió la cáscara
con un golpe muy limpio.
Y salió así del cascarón.

Se posó en nuestras manos,
delegando todos sus cuidados:
alimentarle,
vestirle,
adornarle,
respetarle,
pasearle
y reposarle.

Estaba desnudo y frágil cuando
llegó a nosotros.
Era tan pequeño...

Quisimos, quisimos.

Fue fácil ponerse con él,
verle crecer a golpe de besos,
de días, noches,
confidencias sin reproches.

Con el tiempo,
se iba haciendo fuerte,
y ya no nos cabía en las manos.
Iba aprendiendo a caminar
y se decía
que había llegado a buen lugar.

Logró tener su espacio,
cogió el más grande entre nosotros,
con sus cuidados constantes,
y la fusión en las miradas.

Hoy, hace dos años,
de un teatro y una cena,
donde rompió el cascarón,
posándose en nuestras manos
el amor.

Qué suerte que quisimos cogerlo,
qué suerte que quisimos cuidarlo,
qué suerte la mía,
de que me hayas elegido
desde aquel día.

Que sigamos dándole vida
al mismo amor
que nos cambió,
un 24 de julio
de hace
dos años.







Conversación para el miedo

Foto de Ingrid Hoppe
¡¡Quién dijo miedo!! 

El que lo dijo,
se olvidó de decir,
que tan natural es sentirlo
como la tentación de que te apropie.

El que lo dijo,
pasó por alto explicar,
que sentirlo es defensa humana,
alerta que avisa,
que hace pisar fuerte la tierra.

Quien lo dijo,
se olvidó de decir, también,
que solo al sentirlo
es posible buscarle nombre;
y que llamándole por su nombre,
podemos conocerle,
plantarle frente a nosotros
y decirle que su llegada nos hará más fuertes,
valientes por mirarle a los ojos,
por sentirnos vulnerables
y libres de elegir
cómo responderle.

¡¡Quién dijo miedo!!

El que lo dijo,
conmigo
no acertó.



jueves, 20 de julio de 2017

Llover, y su poder.

Foto: El Calce

¿Puedes oírlo?
¿oyes como llueve?

Es la melancolía que llama a tu ventana,
a ratos sigilosa,
a veces intensa.

Es quien te recuerda los tiempos de helado,
manta y película de sobremesa.

Te recuerda lo que fuiste,
lo que ya no eres,
y lo que eres,
que tampoco serás.

Es el tiempo que cambia alguna carta a su antojo.

Chin, chin, chin, chin.

Glup, glup, glup, glup.

Es tu garganta que se apaga al escucharla llamar.

¿La dejas entrar?

Si no lo haces, tendrá la manía de volver,
con la lluvia cada tarde,
y te llevará al sitio que dejaste sin cerrar,
a los recuerdos que no mueren
porque renacen cuando llueve,
siempre.

martes, 18 de julio de 2017

Canto a la perfección


Foto de Ingrid Hoppe

Es suprema y tonta,
esclavitud arrodillada,
muralla cada vez más alta,
poder de un anillo
que nunca adquirirás.

Es la culpa cuando te equivocas,
el pensarte incapaz
al ver una "ese" en el camino.

Es la limitación de tu mente,
la losa del despecho hacia ti mismo.
Cazadora de sueños,
cima de la montaña que nunca alcanzas.

Es el "pero" que siempre poner.
Es vergüenza, manía y enfado.
Es insomnio, agobio y miedo.

Y si fallas, ¿qué?
¿Dejará de amanecer?
¿Dejarás de ser?
¿Parará la vida?

Es la paz, cuando le haces frente.
Y la destierras de tu vocabulario.

Y te atreves a vivir tirando las piedras
que hagan falta,
cayendo y levantando,
siempre, mirando al frente.

Despedir la perfección,
es despedir lo que no existe
para darte la bienvenida,
a ti mismo.

domingo, 16 de julio de 2017

El legado


¿Alguna vez, alguien
piensa preguntarme,
si quiero o no nacer?

Desde aquí se intuye una especie
de infierno ahí fuera.
Guerras por la última palabra,
Daños a espuertas,
gratuitos y pagados.

Apenas huele a campo,
porque el humo consume la ciudad.
Prisa por nada y por todo.
Agobiados, consumistas,
muy preocupados por las necesidades impuestas,
que en realidad no lo son.
Egoístas, solos,
robadores de alegría,
insanos.

¿Y aquí queréis que llegue yo?

Con el mar caliente y el cielo sucio,
alimentos que cada vez lo son menos,
mentiras, polución del ser humano,
involución de la vida.

Enfermos,
injusticias humanas y divinas,
deficiencia emocional 
reinando una no-moral 
en el mundo sórdido
que pisáis.

Calor en invierno,
plagas de insectos,
hombres cobardes que asesinan,
que pegan y abusan.
hombres que se creen más 
y mujeres que se creen menos.
Niños crueles, sin su merecida inocencia.

¿De verdad esto me espera?
Y, ahora, ¿he de salir?

Oigo una voz que me dice,
"yo te quiero, yo te cuido"
mientras noto una caricia.

Si decido salir,
estaréis vosotros ahí,
y seréis el bastón de mis pasos,
el abrazo incansable de mis días. 
Responsables de mostrarme que
puede ser diferente,
que yo puedo ser bueno.
Y que podré reír a pleno pulmón 
y querer mucho.

Pero no lo sé.

Mientras hago que lo pienso
el tiempo que me queda, 
puedes poner de tu parte,
para mejorar este sitio en el que 
tendré que vivir
aún cuando ya no estéis. 

jueves, 13 de julio de 2017

Dame la oportunidad


 Foto Cube Breaker

Dame la oportunidad
que le diste a ellas.
Déjame mostrarte el olor de la mañana
y cómo sale el sol por mi ventana.

Dame la oportunidad,
de pasar una noche,
sin arrancarte la ropa,
sin el ansia por besarte más,
antes de que te vayas.

Dame la oportunidad
de ver el fondo de los ojos,
de conocer las líneas de tus manos,
y de contar todos, uno a uno,
los lunares que marcan tu piel.

Venga, dame la oportunidad
de ir más allá de tu cuerpo,
para verte desde dentro.

Quiero tener la oportunidad de amarte.
Que yo, ya lo hago
sólo tienes que abrirme la puerta,
y dejarme pasar.

Vengo desarmada.
Y prometo limpiar bien las suelas
en el felpudo,
aunque de hecho,
voy descalza.

lunes, 10 de julio de 2017

¿Quieres bailar conmigo?



Claudia, prima bonita.
Gracias por enseñarme cosas.


Tú y yo,
tan solo dos personas solas,
con la suerte de encontrarnos,
y de conectar en el momento,
más adecuado.

Fue el más adecuado,
porque tú y yo,
dos personas solas,
estábamos dispuestas a ello,
y queríamos bailar.

Hoy,
la mejor persona para mí,
mi complemento en cualquier forma,
la tilde de mis letras,
el punto para continuar las frases.

Quiero bailar contigo,
no que bailes para mí,
ni que yo lo haga para ti.
Encontrar contigo el espacio
y la forma cambiante de
bailar juntos y, a la vez,
respetar nuestros ritmos.

Que te sientas libre de moverte a tu son,
y que yo también lo sea,
sin echarnos en cara los "debería"
"yo no haría", "esperaría que...",
que detienen el baile a golpe
de exigencia.

Quiero que sigamos encontrando,
y adaptando nuestro baile,
que no es perfecto ni ha de serlo.
Que siga siendo la danza,
que nos hace crecer,
amar, estar
compartir y respetar.

Te pregunto otra vez, amor,
y lo haré cada día,
aunque no te lo diga:

¿Quieres bailar conmigo?





jueves, 6 de julio de 2017

Ya se han ido todos

...

Y vuelvo a estar a solas
con el recuerdo de que una vez,
fuimos,
y ya no.

Despistarme con la gente,
calma un rato, es cierto.
Pero al final, en mi cama
es la soledad la que ocupa tu hueco,
a mi lado.

Y abrazarla no es igual,
besarla no es igual,
acariciarla tampoco.
Ella nunca responde a mis gestos.

Ella, tan digna, me mira y me dice:
"Te lo dije"

Le pido que se calle,
le digo que no pude evitarlo,
que quisiste marcharte
sin probar a que saben mis besos,
a cualquier hora del día;
y sin saber cómo se mueven mis caderas,
sin dos copas de vino...

Pero ella, fría, me mira y solo me dice:
"Te lo dije"

Y me doy la vuelta,
para tratar de no verla ni oírla.

Es que es verdad:
"Me lo dijo"
Tonta de mí, que preferí creerte a tí.

Y así estoy, otra vez.

martes, 4 de julio de 2017

Llora la tierra (autocrítica)

No estamos haciendo de la tierra,
un lugar para el amor.

Por empezar a relatar,
la estamos destruyendo,
con nuestra comodidad, egoísmo,
desidia y frialdad.
Y con nuestros humos,
externos e internos.

¿Acaso importa el legado a los demás?
Y, sin ir más allá,
¿importa hacia uno mismo?

No, la tierra, no está siendo lugar para el amor,
reina la indiferencia.
Unos padecen y otros se enriquecen.
Unos, malgastamos agua,
a costa de que otros peleen por ella.
Unos, desnutridos,
otros, con sobras en la mesa.
Ellos, implorando lo básico,
Nosotros, buscando siempre lo último.
Injusta la carencia.

Se nos hace difícil valorar lo esencial,
teniendo tanto que nos nubla el alma.
Ciega por nuestro engaño.

Nosotros, vacíos por dentro,
olvido de la verdad.
Buscando respuestas afuera,
buscando miradas ajenas,
escupiendo aquello más feo,
y, cómo no, juzgando a quien lo hace.

Expertos en disfraces,
mostrando muy poco de lo que somos.
Aparentando, eso sí, que no falte.

Entristezco cuando me creo que
no podemos hacer nada,
que las cartas están echadas,
y no tengo buena mano para jugar.

Despierto, cuando siento.
Cuando dejo al corazón hablar
con más voz que la cabeza.

Descubro que muchos se preguntan lo mismo,
y siento cierto alivio,
que quizá, no sea más que otro engaño,
para callar otro rato mi conciencia.

Y siento que puedo; podemos hacer más,
sumar para que en la tierra, se quiera.
Con parcelas bonitas, donde crecer y echar raíces,
dejándonos ser,
echando un pulso al ritmo de la vida,
comprometidos con causas,
y coloreando con almas vivas la tierra,
que es único lugar para todos.

Así, la suma sigue,
y donde hay uno, hay diez,
cientos y miles...
que añoramos que se quiera,
y mucho.

Infinito lo que aprender de las personas,
y yo voy de la mano,
contigo.
Y contigo también.

Vamos a preguntarnos:
¿Qué podemos hacer?

Y...
Hagámoslo.

domingo, 2 de julio de 2017

Cuando hablo de ti...

Hablar de ti,
es encontrarme de frente
con mi suerte.

Cuando hablo de ti,
la emoción me corre por las venas,
y por mis ojos.

Si me preguntan por ti,
porque no estás delante,
solo quiero volver a la casa
de tus labios.

Cuando hablo de ti,
me trota el corazón
y se desboca.
Y quiero volver a tu lado,
y liberar las ganas que me invaden,
porque no estás ahí, para abrazarte.

Que hablo de ti, como si estuvieras,
pero no estás.

Cuando hablo de ti,
y vuelvo,
soy más consciente de mi fortuna,
al verte dormir a mi lado.
Tú, mi trébol de cuatro hojas.

Entonces,
solo quiero no soltarte.
Y quedarme a vivir ahí.

Que te piten los oídos, 
siempre así.
Cuando hablar de ti,
supone, incluso, quererte más.