Eres vida desbordada,
explosión de ternura,
callejón sin salida de amor,
ñoñería constante de tu madre,
belleza que mana a borbotones
por cada pliegue de tu piel.
Eres la paz que nos invade,
la risa incontrolable,
las miradas expectantes y
los brazos siempre abiertos,
dispuestos a abrazarte.
También eres respirarse profundo,
cuidar por encima de todo,
atención plena a cada instante
porque ése ya no vuelve.
Eres la mirada que derrite,
porque nadie nos mirará igual.
Eres las manitas que nos agarran
y la sonrisa al vernos llegar.
Eres el relax en el baño,
los balbuceos al son que marcas.
Eres corazón que te regalas
y la calma estando los tres.
Eres la necesidad constante,
de estos padres primerizos
que solo pueden dejarse llevar
por este
amor
sin
límites.
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