Siempre ha estado conmigo
y lo he llevado muy dentro.
He crecido entre él
teniéndolo por todos lados.
Ha campado a sus anchas
sin yo verle algunas veces.
Ha guiado mis pasos
aunque yo lo haya rechazado.
Gracias a él hoy siento así
y por él también me duelo mucho.
Hablo del amor.
Que hace desear el bien,
apartar el sufrimiento,
quitar todas las penas,
besar y abrazar
sin descanso,
porque no sabes cuándo
ya no podrás hacerlo.
De ese amor
que te acerca si te dejan,
que se deja querer
y tiene miedo.
Ese, ese amor
que la vida empieza a quitarte,
y te ahueca el pecho
disparando directo
al corazón.
Y duele,
como nunca antes
se había dolido.
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