Vaya juego macabro éste,
el de los que persiguen,
los perseguidos y los hallados.
El de los malos contra los buenos,
los que se creen buenos
y los que ni son lo uno ni lo otro.
Vaya juego macabro,
el de los niños que no vuelven a su casa
y el de sus padres que los lloran.
El de las mujeres, que asustadas
miramos siempre a la espalda,
al caer la noche y regresar.
El de la mujer asesinada
que ya no verá a nadie crecer.
El de las niñas que quedan embarazadas
y el de las mujeres que, aunque quieran,
no van a poder engendrar.
El de empezar a despedirte
aunque no sepas cuándo tendrá lugar.
El del vacío por dentro
que no consigues llenar.
Y el de tantas cosas
que no soy capaz de explicar.
Vaya reglas macabras tiene esta vida
que cuando empiezan a jugar,
no ves la posibilidad de parar.
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