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recto,
un giro a la izquierda.
Doy con la pena y
nada más.
Vuelvo atrás,
echo piedras para saber
que pasé por ahí.
Voy al otro lado,
giro, pero no.
Mi miedo y nada más.
Pruebo ahora por la derecha,
rodeo paredes,
me encuentro con mis piedras.
Voy, vuelvo, corro.
Jadeo, lloro, grito,
miro a todos lados,
me canso y reanudo la marcha.
Pero no.
El vacío y nada más.
A veces solo puedo ver
el vértigo que da no encontrar
salida
al laberinto
en el que se ha convertido tu vida.
A tu alrededor
también luchan con su laberinto
y la esperanza
de encontraros
y ayudaros.
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