domingo, 11 de febrero de 2018

Te esfumaste

Quizá, fue en una soleada mañana,
cuando dejaste de presionar mi pecho.

Quizá, en un paseo por la montaña,
te precipitaste al vacío,
sin yo darme cuenta.

O quizá en alguna charla,
de repente, ya no estabas.

No sé cómo fue
ni cuándo dejaste
de marcar mis latidos.
Pero lo hiciste.

Pudo ser, tal vez,
cuando dejé de enfadarme
cada vez que te pensaba.
O cuando acabé con la culpa,
de no poder hacerte feliz.

O quizá,
-es que busco y no encuentro-,
cuando acepté la tristeza,
de ver el móvil, sin tus señas.

Quizá, todo tu fin, comenzó
cuando dejé de querer odiarte,
y cuando cejé en mi empeño
de olvidarte.

Y así, un día, ya no estabas.
Y pude ver más allá,
Y llegué al punto
de pensarte sin dolor.
Donde ya nada relativo a ti,
escuece.

Sí, sí. Así parece fácil.

Ya podía haberlo aprendido antes,
y no gastar tanta vida en ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario