Me he cruzado hoy
con un montón de supervivientes,
que no solo sobreviven
a la vida que no les sonríe,
que no les brinda muchas razones
para sonreír.
Escuchaba al que dice
mendigar cualquier trabajo,
que no le duran más de 6 meses,
alarmas, libros,... el alma al diablo,
si falta hiciera.
Su coche, se le ha roto.
No lo puede arreglar
y su mujer tampoco lo tiene fácil.
Quiere que sus dos hijas tengan todo,
pero "todo" es muy exigente
y no llegan.
Sale muy pronto y llega muy tarde,
al beso rápido de buenas noches.
Ella, resignada, quisiera trabajar
y no agotarse sólo de la casa,
de las cuentas que no salen
y de tanto pensar.
Y ellos, cuando les hablan
de la salida "de la crisis",
quisieran cambiarse por quien lo afirma,
tan solo unas horas.
Y que vivieran en sus carnes,
lo que les cuesta poder comer
algo más nutritivo que la pasta.
A los que dicen que ya no hay crisis,
les pediría silencio,
porque hay demasiado superviviente,
que necesita de todo,
menos palabrería.
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