Foto de Ingrid Hoppe |
muestra valor para
mirar de frente mi dolor,
las cuencas de mis ojos desbordadas
y mis trizas por corazón.
Siempre te fue fácil
mirar para otro lado,
tirar la piedra sin que te vea,
esconder las manos que no me acariciaron,
y los ojos que no fueron capaces
de mostrar el mínimo consuelo.
Lo sencillo, huir de mí
y huir-te de ti mismo,
y hacer como si no pasara nada
cuando el huracán ya había arrasado.
Mírame,
y ya no vuelvas.
Y mírate tú antes de hablar de mi.
Porque en esta historia,
que nunca ha sido,
yo he dado más de lo que podía,
quedándome vacía.
Y tú, te lo has guardado todo.
Ya que no me miras,
devuélveme a mí,
y márchate.
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