martes, 4 de abril de 2017

La sala de espera del olvido

Que te olvide, me dices.
Cómo si desdecir al corazón,
fuera asunto fácil.

Que te olvide, así actúas.
Y mi especialidad es darte vueltas,
y aunque aún no lo veas claro
yo sé, me escribirás, me echarás de menos
y desearás echarme de más.

A que te olvide, me animas,
y cómo le explico yo a mis venas
que reseteen la vida contigo,
lo que fue y lo que no llegó a ser,
la vida que yo me fui cosiendo
aún sin tu consentimiento.
Y cómo les digo a todas las fotos que hice,
por previsión,
que destilan mal olor por exceso de uso,
y que arderán, unidas a mis ganas.

Que olvide más rápido, te atreves a gritarle
a un corazón que no tiene piernas,
que sólo avanza si le agarras,
y, que dispone,
menos aún, de la intención.

Que pase página,
si, total, nunca hubo historia.
Que cierre el libro,
y ponga fin a la novela que inventé.
Fue mi mejor ficción;
la del dolor por no tenerte,
la del dolor de perderte
la del dolor por quererte,
sin respuesta.

¡Ay! Si hubiera prestado atención
cuando te dedicabas a velar por mi olvido...
Tú,...
que nunca te ibas del todo...

Y ahora... que ya lo entiendo, me pregunto:
¿Quién puede olvidar así?
Que tire la primera piedra
quien no recuerde.



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