La luna me mira y sonríe
cuando tú y yo
enterramos el miedo
y la dejamos ser testigo
de lo bien que nos queremos.
Y me pide que baile.
La luna vigila
que no sepan a poco los besos
y que sobren los abrazos
para sostenernos con paz.
Y la oigo tararear nuestra canción.
La luna me mira
también cuando estoy sola
y me quiere columpiar
para que duerma,
aunque su fuerza acabe
antes de conseguirlo.
Y me dice que todo irá bien.
La luna me compadece,
si yo no lo hago.
Y cuando hace esto
ya no me sonríe.
Grita y veo su llanto.
Y me cuenta que:
"igual mañana, sí".
La luna me acompaña
cuando cierro los ojos
y en la soledad, duermo.
Vigía desde lo alto,
sin secretos para ella.
Y se despide,
por un rato.
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