miércoles, 31 de agosto de 2016

Direcciones y Destinos. Y destellos de colores.

Me llevas.
Mi rumbo está en tus manos
y van directas a ninguna parte.

Me llevas.
Como un caballo salvaje lleva a su jinete,
haciéndole creer que es él quien lo maneja.

Me llevas.
Como al copiloto somnoliento,
que no sabe cómo ni cuándo llegará al destino.

Me llevas.
Como a niña en cochecito,
entregada a las manos que desde arriba la dirigen.

Me llevas.

Y me dejo.

También llevo yo la dirección,
que a veces no tiene asistencia
y pierde los horizontes sin miedo.

Me llevas y llego.

Entonces, por unos segundos, paro.
Todo se limita.
Te miro.

Y nos quedamos,
a matarnos en
abrazos.

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