Película: Tobi, el niño con alas |
Rodaba el vino...
¡Amor propio! ¡Viva!
¡Amor del hogar!¡Viva!
¡Amor a los demás! ...
Cupido quedó apartado,
sin su arco.
Triste, a pecho vacío,
desnudo de aliento
y moribundo,
gritó:
"Egoístas, ególatras,
no veis más allá
de vuestras narices.
Importantes son esos amores,
y también lo son los demás.
Tener hueco para ellos,
pensar su bienestar,
actuar con compasión,
empatía
y corazón
ayuda a este mundo dormido,
hace saltar sus latidos
y a nosotros,
nos expande,
colma el corazón
suma y multiplica
ese amor a uno mismo
y familiar".
Se acabó el vino...
y todos marcharon en silencio.
Cupido, recogió su arco,
recobró sus fuerzas
y se fue a atravesar
barreras.
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