lunes, 15 de enero de 2018

Si de la verdad se trata...

No existe envidia sana.
Lo sé.
Siempre con la manía
de dejarme con el amargo sabor
de la inferioridad,
de un quiero y no puedo,
constante.

En este caso, 
me cambiaría por todas, 
por todas ellas.
Las que están más que guapas,
luminosas,
las que, aunque cansadas,
se las ve, ansiosamente, esperanzadas.

Querría ese brillo de ojos. 
Entendedme,les deseo todo bien
¡faltaría más!
Solo, que me cambiaría.

Tan fácil que parece,
y qué cruel es, cuándo no.

Pero, es así,
no hay envidia sana.
No existe posibilidad de cambio,
ni en mí ni por nadie.

Soy tan humana,
y a la vez,
lo soy tan poco...

Sí, ¡qué cosas tan raras!

Y creo que solo es,
falta de entendimiento
hacia los caprichos de la vida.

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