Eres suficiente.
Que nada haga tambalear tu cimiento,
no des ese derecho a nadie.
Eres suficiente,
no te hace falta ni un gramo más, ni uno menos.
Eres suficiente, tal cual eres tú.
Así, sin cambiar un poro.
Eres suficiente,
aparta los miedos y la vergüenza
a lo que piensen los demás
y despreocúpate.
Eres suficiente,
no te hace falta buscar la aprobación,
ésa que pasa por fingir qué eres otra,
por intentar agradar,
para que te quieran.
Eres suficiente.
Mereces amor. Sin más y con todo.
Eres suficiente así, con tu pelo fosco,
tu sonrisa, tu ceño fruncido,
tus vaqueros y tu chándal,
tus uñas rotas, tu cansancio,
tu ojo sin pintar, tus pies planos,
con tu enfado y tu sarcasmo.
Eres suficiente, con lo que sabes
y con lo que aprenderás,
con todas tus virtudes y defectos.
Eres suficiente, cuando te muestras vulnerable
y cuando sabes elegir con quien compartirlo.
Eres suficiente cuando dudas, cuando lloras y te derrumbas,
cuando te plantas y te atreves a decir que no,
y hasta cuando alguien puede sentirse decepcionado contigo.
Eres suficiente,
cuando amas,
cuando apuntas alto (y bajo también),
cuando te equivocas y cuando aciertas.
Eres suficiente, siempre.
Tu valía la llevas puesta constantemente.
Eres suficiente, no lo dudes más.
Todos ellos también lo son.
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