A ellas,
a todas ellas,
las que ocuparán el hueco que,
sin saber cómo (¿en qué momento lo decidiste?),
he dejado en tu sillón.
A ellas,
porque sé que serán varias
(siempre te gustó ser abeja,
llevarte todo el néctar dejando la flor seca
y, sin mirar atrás, buscar otra maravilla de la naturaleza que se preste a tu macabro ritual)
A ellas,
quisiera yo avisarles,
que estén armadas para cuando tú llegues,
(encantador de serpientes, domador de leones),
que sepan, les acabarás lanzando el invierno a la cara,
-aunque sea primavera-.
que te vestirás y te irás noche tras noche,
prometiendo que mañana te quedarás.
Quisiera que estén preparadas para recibir
tus miedos de un tortazo
y tu incapacidad de crear algo sincero,
porque lo que verdaderamente te angustia
-aunque no lo sepas-
es que alguien te desnude desde dentro.
A ellas, les diría que no crean que
son las elegidas para cambiarte,
(nadie cambia si no lo necesita)
para hacerte amar,
y dejar de ver tu reflejo en cada esquina.
Que no, que no lo conseguirán...
Les diría que se sujeten el corazón,
porque se lo vas a reventar.
Les diría que no se acerquen a tí,
que se guarden para otro(s),
pero no para tí.
Experto en medias vueltas para evitar irte del todo.
Pero caerán,... también lo sé.
A ellas, con uñas y dientes,
las defendería,
-todo lo que no fui capaz de hacer conmigo-.
A ellas, ya no las envidio.
Solo, solo, quería avisarles
de que sobrevivir a tu ausencia
(aunque realmente nunca estuviste)
es igual de complicado que volver a armar este puzzle
de un corazón roto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario