A tí, futuro peregrino, quisiera compartirte mi limitada experiencia (pero no por limitada, pequeña) como caminante hacia Santiago.
Digo caminante hacia Santiago porque era nuestro destino pero, cada etapa, cada paso que darás, será un destino en sí mismo.
Si al caminar levantas la vista del suelo y te paras a mirar, a escuchar y a recibir todo aquello que te brindan las personas, sus experiencias, sus caminos, tu silencio, el bosque (#muyverdetodo-guiño), la compañia, los dolores sentidos, el todo y la nada,... podrás estar en disposición de dejarte inundar por algo tan grande como la HUMILDAD. Darte cuenta de lo poco que eres en medio de tanta perfección y a la vez que tu eres parte de ella. Tu camino, tu mochila (y no me refiero al equipaje), tus pisadas solo son unas entre miles, millones de caminos, mochilas y pisadas que forman esta parte del Universo.
Escuchar te ofrecerá la posibilidad de salirte de tu ombligo (y, ¡que bien viene, futuro peregrino!), de trivializar lo que ocurre, de EMPATIZAR con el otro, de entender y hacerte una ligera idea de lo cargada que va su mochila de vida, dejando así que llegue el NO ENJUICIAR.
Si además vas con actitud de búsqueda, tendrás la oportunidad de convivir contigo intensamente (cosa que si funcionas igual que yo, es posible que no hagas en la rutina habitual...), de descubrirte, de conocer que no hay más límites que los que permites a tu cabeza poner, de llorar porque sí (#aquelloro-guiño), de reír hasta que las mandíbulas duelan, de disfrutar cada paso (por doloroso que sea), de, peregrino, ACEPTARTE Y QUERERTE.
También llega la PACIENCIA, con la calma de cada día, sin prisas y aprendiendo a disfrutar de cada tramo, de cada mojón que te avisa de los km que quedan (fotón en el #69- guiño) y de cada minuto brindado por el Camino. Cuando estás allí no importa la noción del tiempo, ni que día o la hora que es. El tiempo se enlentece tanto, que podrás saborearlo si te lo permites.
La LIBERTAD que sientes va de la mano con tu elección y atrevimiento de estar donde estás, de sentirte dueño de las decisiones que tomas dentro y fuera del Camino, asumiendo las consecuencias.
La AMISTAD, futuro peregrino, está todo el rato en el CAMINO. Puede que sea una amistad, con algunos caminantes, lejana geógraficamente, pero creemé cuando te digo que es una amistad como desearía que nacieran todas: para COMPARTIR, para AYUDAR, para DAR y RECIBIR, para CAMINAR juntos, aunque sea, en este caso, unos días limitados.
Hay momentos de descanso mientras caminas y cuanto terminas la jornada. Reposarás tus pies "enchanclados" en COMPAÑIA. Y es que al igual que una piedra sóla no hace un hito o un ciclista sólo no forma pelotón (guiño), solos (o encerrados en uno mismo) nos perdemos las maravillas de estar y ser con otros.
Finalizando ya, futuro peregrino, si eliges hacer el Camino en compañia, hazlo con alguien a quien quieras (y te quiera) bien, con quien te apetezca compartir esta experiencia, alguien con quien puedas ser tú, reír o llorar, hablar o callar, entonar o desafinar (#aqueentono-guiño), un amigo de verdad para apoyaros y cuidaros. Eso sí, sin aferraros totalmente, y estando abiertos a descubrir, que las gentes del CAMINO guardan mucha grandeza como para dejarla escapar!
Estas sentidas líneas que no son capaces de expresar todo lo vivido, sé que te servirán de poco, y lo entiendo. Porque tu, futuro peregrino, habrás de recorrer tu CAMINO y aquí yo, estoy hablando del mío. Mi CAMINO ha sido una lección y descubrimiento constantes.
Solo espero que, a tu manera, te lleves por lo menos lo mismo que yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario